Alex Pereira es una de las grandes figuras de las artes marciales mixtas (MMA) y uno de los nombres más reconocidos dentro de la UFC. Sin embargo, detrás del luchador apodado “Poatán”, que en lengua indígena tupi-guaraní significa “mano de piedra”, hay una historia de superación que marcó su camino hasta la élite de la UFC, donde tuvo que ponerse a trabajar con tan solo 12 años en un taller y después superar una adicción al alcohol. Fueron las artes marciales las que le salvaron y le llevaron a conseguir el cinturón de peso medio.
Pereira nació el 7 de julio de 1987 en São Bernardo do Campo, São Paulo, en un contexto de extrema pobreza dentro de las favelas brasileñas. Desde muy joven, sus días estuvieron marcados por la necesidad de trabajar para sobrevivir. A los 12 años, abandonó los estudios y comenzó a trabajar para contribuir al sustento de su familia. Fue ayudante de obra y mecánico en una tienda de neumáticos, empleos que ocupaban todo su tiempo. El problema llegó cuando se dejó influenciar por malas compañías y cayó en el alcoholismo.
En repetidas entrevistas, Pereira ha relatado cómo llegó a estar atrapado en esta adicción. “Bebía casi un litro de alcohol al día. No tenía dinero para cerveza, así que pedía cachaça porque era barato. Había días que incluso pedía que me pagaran el sueldo en bebida”, confesó sobre aquella etapa oscura de su vida. Con tan solo 21 años, parecía no tener un futuro claro, mucho menos uno vinculado al deporte.
El deporte como salvación
La vida de Alex Pereira cambió radicalmente cuando decidió buscar en el deporte una nueva dirección. En 2009, se involucró en el kickboxing, una disciplina que rápidamente se convirtió en una válvula de escape y en un propósito de vida. A pesar de haber comenzado tarde en comparación con otros peleadores profesionales, Pereira sorprendió por su talento natural y su ética de trabajo. Tan solo cinco años después de iniciar su incursión en este deporte, se proclamó campeón en competiciones internacionales, como el Glory Middleweight Contender en 2014, en Zagreb, Croacia. Aquella trayectoria también lo llevó a protagonizar un temprano enfrentamiento con Israel Adesanya, rival que se convertiría en uno de los nombres más recurrentes en su carrera.
A pesar del éxito en el kickboxing, Alex decidió dar el salto a la UFC en 2021. En solo tres años, su meteórico ascenso lo llevó a consolidarse como uno de los peleadores más letales en la promotora, obteniendo el cinturón de peso medio tras una controversial victoria ante Adesanya. Tras consolidar su dominio en esa categoría, Pereira decidió asumir nuevos retos en el peso semipesado.
En su actual división, Poatán ha demostrado que su apodo está bien justificado. Con una fuerza devastadora, especialmente en su crochet de izquierda, Pereira se ha posicionado como uno de los peleadores más completos y temibles del circuito. Además, su paso por los 205 libras ha sido todo un éxito, con tres defensas consecutivas de su título en menos de un año calendario, un logro que lo catapultó como Peleador del Año en 2024.
El combate ante Magomed Ankalaev
Este sábado, Pereira protagonizará uno de los combates más importantes de su carrera al medirse al ruso Magomed Ankalaev en el evento estelar del UFC 313. El combate, programado en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, pondrá a prueba al campeón brasileño ante un oponente que llega con una racha de 13 peleas sin derrota y habilidades destacadas en la lucha y el grappling, especialidades poco exploradas por Alex en sus enfrentamientos previos. Mientras Ankalaev buscará llevar a Pereira al suelo para aprovechar su superioridad en wrestling, el brasileño planea seguir apostando a su striking, una de las armas más letales en las MMA.
El duelo genera gran expectativa entre los fanáticos y analistas del deporte. Para algunos, el ruso es favorito gracias a su versatilidad, mientras que otros consideran que el poder de nocaut de Pereira hará la diferencia. A lo largo de su carrera, Alex ha demostrado ser un maestro en los momentos críticos, ganando combates que parecían estar fuera de su alcance.
No obstante, más allá de lo que ocurra en el octágono este fin de semana, la historia de Alex Pereira ya ha trascendido las fronteras del deporte. Como él mismo señala, su verdadero triunfo no ocurrió sobre la jaula, sino en la vida. “Ya soy un campeón. Vencí al alcoholismo, superé todos los obstáculos de mi juventud y estoy aquí para inspirar a otros. El deporte cambia vidas”, expresó en una reciente entrevista. Pereira no solo es símbolo de poder y determinación en la jaula, sino también un ejemplo de que es posible revertir incluso las situaciones más complicadas. Su enfrentamiento contra Ankalaev será un nuevo capítulo en una trayectoria que ya está marcada por la superación y el éxito.
