La historia de superación de Paula Badosa antes de llegar a su primera semifinal de Grand Slam en Australia: de los problemas de salud mental a la fractura de vértebras

Paula Badosa está haciendo historia. La tenista española aterrizó en el Open de Australia con una buena pretemporada a sus espaldas, pero con los fantasmas de la lesión en la vértebra muy presentes. Los mismos que la han obligado a aparecer de forma intermitente en el circuito de la WTA los últimos dos años. Melbourne le ha dado un respiro. Paso a paso, ha ido superando todas las rondas que, hasta la fecha, ha disputado hasta plantar bandera en semifinales, su próximo gran reto, donde ya la espera Sabalenka.

Tras su aterrizaje en la WTA, la tenista española fue poco a poco recortando posiciones hasta llegar a situarse en el segundo puesto del ranking durante el año 2022, pero las lesiones han lastrado su ascenso durante los dos últimos años, obligándola a borrarse de muchos torneos y retirarse de otros tantos partidos. Desde que comenzara el año 2023, su presencia en los torneos ha sido muy reducida y casi inexistente. A principios de 2024, volvía a ilusionar a los aficionados al inscribir su nombre en un torneo, pero una vez más los problemas físicos la obligaban a descender a los infiernos y soportar la cara amarga del deporte, esa a la que tantas veces se ha enfrentado.

En una entrevista con El Larguero de la Cadena Ser, Badosa se sinceró sobre los difíciles momentos que vivió a causa de las lesiones. “Yo toco fondo cuando llego a Madrid. Creo que es el torneo donde empieza mi punto de inflexión”, aseguró. La tenista también ha explicado que, tras esa crisis, buscó soluciones tanto en el ámbito físico como psicológico y médico, lo que le permitió recuperarse y mejorar su rendimiento en los meses siguientes. En ese momento, comenzó a perder puestos en el ranking, hasta caer al 140.

La fractura de vértebras durante el curso pasado fue un antes y un después en su carrera, dado que tuvo que consultar hasta seis médicos. “Empecé de cero, cambié toda mi manera de trabajar, física, mental, también nutrición, o sea, todo. Al final lo cuadramos todo en el puzle y las cosas empezaron a salir. Yo, mentalmente, después de una caída tan fuerte para mí como lo de Madrid, salí bastante fuerte hacia adelante. Me puse a trabajar mucho la parte mental, tanto antes como durante y después de los partidos, y creo que poco a poco ahí salieron las cosas muy bien”.

Lesiones físicas a un lado, Badosa vivió momentos difíciles cuando todavía no había dado el salto a la WTA, y disputaba torneos júniors. Tras haber ganado Roland Garros júnior, las expectativas puestas en ella jugaron en su contra: “Tenía miedo de salir a la pista. Sufrí mucho. Desde muy pequeña amaba este deporte y quería ser tenista como fuese. Soñaba con estar entre las mejores del mundo y quería eso sí o sí. Las cosas no me estaban yendo como esperaba”. El año siguiente a ganar en París fue todo martirio para ella, quien no le salía nada. “He sufrido ansiedad y he pasado por momentos de depresión que te bajan la confianza”, explicó. Y añadió: “Cuando las cosas no van bien, piensas que no vales para nada. Al final el deporte de élite con 18 años tienes que estar preparado mentalmente para cosas que al final, en otro trabajo tienes margen, hasta los 35-40 puedes seguir triunfando”.

Ahora parece que las lesiones le han dado un respiro y le han permitido mostrar sobre la pista su mejor versión. Así como sus miedos. Ahora tiene confianza en la pista y es una de las favoritas para conquistar el Open de Australia, dado que se encuentran a las puertas de la final y de poder sumar el primer grande en su carrera.