Los problemas económicos del FC Barcelona no son nada nuevo. Se trata de un asunto que el club arrastra desde hace años y del que les cuesta librarse: desde que Joan Laporta consiguiera alzarse en las urnas y regresar al trono azulgrana, ha mantenido un tira y afloja con las arcas culés. A medida que conseguía subir los niveles, volvían a reducirse como si tuvieran un agujero. Ahora, se ha visto obligado a recurrir a las empresas cataríes con el fin de llegar a acuerdos publicitarios o, como ya ha hecho, por los palcos VIP del Camp Nou, con el fin de solventar la situación financiera, aunque ello implique dar la bienvenida a aquello que hace unos años rechazó.
El caso Dani Olmo y Pau Víctor dejó en evidencia los problemas económicos que atraviesa el club, por mucho que Laporta se empeñe en negarlo. El fair play financiero les puso contra las cuerdas y les exprimió hasta llevarles a una situación límite. Tenían hasta el día 31 de diciembre para encontrar la financiación necesaria que les permitiera inscribir a ambos jugadores en LaLiga. Hasta el último segundo trabajaron en todas las vías posibles, pero el caso terminó por explotarles cuando a las 23:59 no habían sido capaces de encontrar una solución. A las 21:30 de ese día, ya sabían que sería misión imposible inscribir al centrocampista después de que el organismo liderado por Javier Tebas emitiera su veredicto al respecto: no permitir inscribir a los futbolistas. ¿El motivo? No haber presentado ninguna alternativa que le permitiera dicho movimiento. Las peores pesadillas del FC Barcelona se hacían realidad.
Cuando todo parecía perdido, en medio de la tormenta, un rayo de sol llegó para iluminarles: el CSD. Fue el Consejo quien puso solución al problema azulgrana al concederles la cautelarísima. Esta medida les daba el tiempo necesario para solventar sus problemas económicos. ¿El problema? Laporta ha puesto el foco en Qatar, un país que ya rechazó hacemos unos años al acusar a Rosell de vender “la camiseta del FC Barcelona por un plato de lentejas”. Fue en el año 2012. El actual presidente del Barça hacía tan solo dos años que había dejado el cargo y Rosell, con el fin de sanear las mermadas cuentas que dejó su antecesor, decidió tomar una radical medida: poner fin al acuerdo con Unicef y apostar por Qatar Foundation.
La medida no fue bien recibida entre la oposición (donde se ubicaba entonces Laporta). “Este patrocinio ha servido para argumentar una gran mentira: que sin Catar, el Barça no existiría. Que Qatar Foundation es como la Unicef del Medio Este. Esto es falso. A partir de aquí, todas las derivadas salen de una mentira. No es el mejor contrato como correspondería a la camiseta del Barça. Estos señores (directivo del Barça) no han tenido la habilidad de que la camiseta del Barça sea la mejor pagada del mundo. Nosotros sí que les dejamos el mejor contrato de televisión del mercado y el de la equipación deportiva", aseguró.
Años después, durante la campaña electoral para la presidencia del FC Barcelona de 2015, destacó: “Los bandos están definidos. Bartomeu, Rosell, Qatar y sus decisiones nos han impedido inscribir jugadores. Los socios deben escoger entre los procesados por corrupción, los de Qatar y las mentiras o UNICEF y los que estamos limpios”. Los comicios no los ganó, pero siguió sembrando las dudas sobre el acuerdo con Qatar.
La situación no quedó ahí, sino que años más tarde, en una entrevista con Nació Digital, Laporta expresó: “No se ha explicado nunca el contrato con Qatar. Por eso estoy pidiendo, para proteger al Barça y teniendo en cuenta lo que ha pasado, que un investigador externo analice los contratos firmados por Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. Nos tienen que explicar cuánto ha pagado Qatar al Barça durante todos estos años. Creo que Qatar pagaba más dinero al Barça de lo que decía el contrato. Quién se beneficiaba. Se tiene que investigar. Si hay un expresidente que en el ejercicio de su cargo es acusado de cobrar comisiones ilegales y de blanqueo de capitales, podría ser el nexo de unión de todo esto”.
Laporta busca ahora amparo en Qatar
Ahora, con los problemas económicos apretándole cada vez más el cuello de la camisa, Laporta se ha visto obligado a tragarse sus palabras y buscar en Qatar la solución a sus problemas. Ya en 2023, el presidente fue cazado con un jeque catarí. Desde el club rápidamente salieron a aclarar la situación alegando que se trataba de un viaje personal. El problema es que de nuevo ha recurrido a dicho país para financiación y ha vendido los palcos VIP a una empresa de Qatar y otra de Emirates, aunque no ha revelado el nombre de ninguna. “Hay contratos de confidencialidad. LaLiga tiene todos los contratos. Hemos cedido 475 asientos”, ha asegurado Laporta.