Los Juegos Olímpicos son el evento más destacado cada cuatro años para todo el deporte mundial, a excepción del fútbol. Para el resto de disciplinas, acudir a esta celebración es todo un reto, donde tocar metal es un privilegio al alcance de pocos. Subir al podio de estas grandes citas supone una dificultad enorme, de sacrificio, trabajo y dedicación. Por ello, de ser uno de los mejores de la competición, uno espera que el máximo recuerdo de ese hito quede para el recuerdo como un tesoro: la medalla.
Sin embargo, tras París 2024, ese sueño de conservación del trofeo de los premiados parece ser un mundo utópico. A los pocos días de colgarse los metales, muchos fueron los deportistas que elevaron sus quejas por la mala calidad de las mismas. De hecho, las imágenes hablan por sí solas. En publicaciones divulgadas por redes sociales, se puede ver como parecen estar oxidadas y con signos de estar desconchadas. Según informa la revista francesa Lettre, la Monnaie de París ya trabaja en solucionar el problema: el barniz, que según se ha podido saber, tuvo problemas con ciertos productos.
Quejas, problema de barniz y una sustitución sistemática
Antes incluso de terminar los Juegos Olímpicos de París 2024, algunos galardonados ya mostraron su malestar con las medallas obtenidas. Estas se habían vendido como un producto elaborado con material de la Torre Eiffel, pero parece ser que la jugada no ha salido del todo bien. Uno de los primeros en comentar al respecto fue el skater Nyjayh Huston. “Impresión de haber regresado de la guerra”, fue su opinión ante el deterioro sufrido en su ansiado premio olímpico.
Lejos de ser un hecho aislado, con el transcurso de los días más metales se fueron deteriorando. “Piel de cocodrilo” o “París 1924″, comentaron los nadadores franceses Clément Secchi y Yohann Ndoye-Brouard en sus perfiles sociales. Ante este hecho, la organización respondió con autoridad y responsabilidad con el anuncio de la sustitución de aquellas que estén dañadas. Además, ya trabajan para encontrar el fallo de la fabricación, que se cree ligado al barniz, como informa la investigación de la revista Lettre.
Acorde a lo que se conoce, en un principio el fallo estaba ligado a ese potingue. Según ha podido saber el medio francés, el producto era defectuoso y la organización presuntamente tenía conocimiento de ello “desde al menos quince meses, mucho antes del inicio de los Juegos Olímpicos”. Uno de los elementos de los barnices de la institución parisina fue prohibido, por lo que se vieron obligados a encontrar una alternativa fiable.
Por tanto, los fabricantes ya están implicados junto con otra empresa francesa especializada en procesos industriales y tratamientos de superficies. Además, hasta la fecha ya se han devuelto más de 100 metales y los demás que estén defectuosos serán sustituidos en “las próximas semanas”, como así lo ha confirmado el Comité Olímpico Internacional. Así, se buscará poner fin a un episodio que han manchado en cierta forma una celebración olímpica llena de momentos emotivos, tristes y alegres.