
A escasas semanas de que empiece el Festival de Cannes, uno de los eventos de cine más importantes del año, muchos han recordado como hace 30 años una película de un director que no mucha gente conocía se convirtió en una verdadera revolución que acabó llevándose la Palma de Oro, premio a la mejor película de la competición. Esta película no era otra que Pulp Fiction, una de las mejores películas del aclamado director Quentin Tarantino, responsable de otros grandes títulos como Malditos Bastardos, Kill Bill, Django: Desencadenado o Érase una vez... en Hollywood.
Cuenta la leyenda que, para llenar las salas de Cannes cuando se proyectaba Pulp Fiction en Cannes, los hermanos Weinstein -por aquel entonces dueños de la productora Miramax Films- iban por la playa de la ciudad francesa a convencer a la gente para que compraran entradas y vieran la película, programada para medianoche. Eso hizo que la sala se viera más llena de lo habitual, con una mezcla de expertos y curiosos que, nada más ver la primera escena de la película, se dieron cuenta de que estaban contemplando una obra maestra.

Un inicio por todo lo alto
Es difícil responder a la pregunta de cuál es la trama principal de Pulp Fiction. Al fin y al cabo, se trata de una película que integra diferentes historias que se van interconectando en violentos y azarosos encuentros. Cómo olvidar a Jules y Vincent discutiendo sobre las hamburguesas en el coche, a Butch el boxeador obsesionado con el reloj de Mickey Mouse de su padre, a una magnética Mia Wallace bailando You Never Can Tell, de Chuck Berry.
Sin embargo, los primeros personajes que aparecen en la película no son ninguno de estos. Son Ringo y Yolanda, o mejor dicho, Pumpkin y Honey Bunny. Esta enamorada pareja de ladrones aparecen en los sillones de un restaurante discutiendo sobre dónde ejecutarán su próximo atraco. Pese a que él procura mantener la cautela, ella está ansiosa por comenzar a robar, razón por la que tras una larga conversación, acaban decidiendo asaltar ese mismo local en el que se encuentran.
“¡Todo el mundo quieto, esto es un atraco!”, grita él, “¡y como algún jodido capullo se mueva, me cago en la leche, me pienso cargar hasta el último de vosotros!“, termina ella. Empieza Pulp Fiction, una guitarra eléctrica y unas letras en amarillo chillón anuncian el título de la película. Los espectadores todavía no lo saben, pero están ante la película que, con siete nominaciones a los Oscar y el triunfo en Cannes, convertirá a Tarantino en uno de los directores más aclamados de la actualidad.

Los secretos de esa primera escena
Durante estos treinta años, son muchos quienes han analizado la película desde diferentes ángulos y perspectivas. Algunos se han centrado en cómo Tarantino compone magistralmente un guion en el que sus personajes, en un principio con historias separadas, acaban coincidiendo para generar nuevas tramas y cambiando por completo la película. ¿Creías que uno perseguía al otro? Ahora ambos tratan de sobrevivir a un secuestro.
En esa primera escena, un primer plano fijo muestra a Tim Roth (quien ya había trabajado para Tarantino en Reservoir Dogs, su primera película) y Amanda Plummer, actriz que se sumaba al reparto después de que Roth se la recomendara al director. Una camarera aparece para traer café a los comensales, la conversación sigue, pero mientras hablan suena un “voy a ir a cagar” que, un par de segundos más tarde, se traduce con la espalda de Vincent (John Travolta) yendo al baño. Tendrá que pasar más de una hora para que conectemos esta secuencia con el desenlace del atraco.

“Tu película es una mierda”
Han pasado tres décadas desde el estreno de Pulp Fiction, convertida ya en una película de culto en la que pueden verse algunas de las señas de identidad de Tarantino: desde el famoso plano del maletero hasta su conocido gusto por los pies, pasando por la mezcla de géneros y las referencias cinéfilas con las que el director enriquece todas sus películas. Nada mal para un director que, con 29 años, imaginaba por primera vez esta película en un pequeño apartamento de Ámsterdam.
Y, claro está, Pulp Fiction no le gusto a todo el mundo. Sin ir más lejos, cuando Tarantino subió a recoger la Palma de Oro junto a algunos de los actores principales, respondió con un corte de mangas a quien gritó: “¡Tu película es una mierda!“. Lo cierto es que, en el festival, las reacciones fueron muy polarizadas, con algunos críticos indignados por el hecho de que hubiera ganado una película así. “No hago la clase de películas que unen a la gente, sino de las que hacen que se separen”, respondía el director en su discurso.