En los Oscar del año 2019 ocurrió un hecho insólito: una película surcoreana se convertía en la gran triunfadora de los premios de la Academia de Cine de Hollywood, la primera vez que una producción no hablada en inglés ganaba los máximos galardones, incluidos el de mejor película y mejor dirección.
Se trataba de Parásitos, película con la que Bong Joon-ho entró a formar parte de la historia del cine, marcando un antes y un después tanto dentro de la industria audiovisual como en la cultura popular contemporánea.
Después de semejante hito, el director ha permanecido durante un tiempo alejado de los focos y su siguiente paso no podía ser otro que una película producida en Estados Unidos. No era la primera vez que trabajaba en inglés y con actores internacionales, como fue el caso de Rompenieves (Snowpiercer) o el original de Netflix Okja, sin embargo, se trataban de coproducciones entre Norteamérica y Corea del Sur.
Aventuras espaciales con trasfondo social
En cualquier caso, aquellos que esperaban que Bong Joon-ho se acomodara a las convenciones de Hollywood y ofreciera una película convencional, se equivocaban, porque el director sigue manteniendo intacta su esencia, la de componer sátiras sobre el mundo en el que vivimos repletas de ironía incómoda, humor muy negro y elementos imprevisibles.

Mickey 17 se basa en una novela de ciencia ficción de Edward Ashton publicada en nuestro país por la editorial Minotauro. En ella, un joven venderá su identidad (y su cuerpo) a un programa experimental que se encarga de hacer copias desechables de un individuo para que se ocupen de misiones altamente peligrosas. Cuando una copia muere, se hace otra y así sucesivamente... hasta que dos de ellas coincidan en el espacio y en el tiempo y se produzca una paradoja desconcertante.
Un reparto coral encabezado por Robert Pattinson
El auténtico protagonista de la función es Robert Pattinson, que se encarga de encarnar a 17 réplicas de sí mismo. El actor siempre ha tenido querencia a la hora de elegir proyectos arriesgados y apostar por directores interesantes, por lo que, después de su papel en Crepúsculo, ha trabajado con autores como David Cronenberg, los hermanos Safdie, Claire Denis o Robert Eggers.
Junto a Pattinson, en el reparto encontramos a Naomi Ackie (la revelación de Parpadea dos veces), Steven Yeun (Minari. Historia de mi familia), Mark Ruffalo (Pobres criaturas) o Toni Collette (El sexto sentido). Y es que a Bong Joon-ho, en sus experimentos internacionales, siempre ha confeccionado películas con repartos muy corales, como ocurrió en Rompenieves, con un casting que incluía los nombres de Tilda Swinton, Chris Evans, Ed Harris o John Hurt.
Una sátira sobre nuestro tiempo en el que todos somos ‘desechables’

Mickey 17, después de innumerables retrasos en su estreno, se presentó en el pasado Festival de Berlín, donde la crítica la recibió con opiniones encontradas, quizás porque se esperaba algo parecido a Parásitos y no el festín de aventuras y humor absurdo en el que se convierte una película que, al fin y al cabo, entronca con buena parte de los trabajos de Bong Joon-ho, en los que la crítica social y política siempre ha ido acompañada de estallidos de lo más grotescos y fugas caricaturescas.
Y es que el cine del director surcoreano, responsable también de cintas de culto como Memories of Murder o The Host, sigue hablando de las injusticias, de la opresión que ejercen los poderosos, de las mentiras del sistema y sigue dando el protagonismo a los seres que se encuentran al margen, personajes invisibles y desprotegidos que reivindican su lugar en el mundo.