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“Quienes somos parte del Opus Dei buscamos, con nuestros errores y aciertos, hacer el bien e imitar a Jesucristo en nuestro día a día”, ha sido la primera frase que ha lanzado la prelatura en un comunicado ante el estreno de El minuto heroico en Max. La serie documental, creada por la periodista Mònica Terribas y estrenada el pasado 7 de febrero, presenta el relato de trece mujeres de España, América Latina, Irlanda y Reino Unido, que cuentan las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse al abandonar la institución religiosa.
Según ha explicado Terribas en una entrevista con Serielizados, su interés por el Opus Dei surgió de la falta de transparencia de la organización. Sin embargo, el punto de partida de este proyecto fue el testimonio de María Roca, una de las protagonistas del documental: “Me escribió un correo diciéndome: ‘Ahora que tendrás tiempo, quiero explicarte mi vida’. Lo que me contó fue tan impactante que quise comprobar si generaciones más jóvenes habían vivido lo mismo y si ocurría en distintos países”, comentaba.
Durante su investigación pudo comprobar que las experiencias de estas mujeres no eran casos aislados, sino que era consecuencia del sistema estructurado del Opus Dei. “Cuando vi que era una cuestión sistémica, empecé a montar el proyecto, que posteriormente Max ha producido”, añade la creadora. Para hacer una recreación rigorosa, el documental está construido recreaciones de Claudia Traisac, la actriz principal: “Tenía claro que las recreaciones debían hacerse con una sola actriz para representar lo sistémico de la situación”, afirmó en la entrevista. Asimismo, aseguró que las protagonistas de la historia “participaron activamente en la supervisión de estas escenas. Nos decían: ‘Esto no era así’, o ‘Cuidado con esta decoración’”.
El miedo de hablar de las mujeres
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Para construir el relato del documental, las protagonistas afrontaron un gran reto al compartir sus historias. A pesar de tener trece historias en la serie, Mònica ha asegurado en la entrevista que “hay muchas más que no han salido por miedo, por sus entornos o porque aún no estaban preparadas psicológicamente”. En el caso de María Roca, por ejemplo, pasaron 20 años desde que dejó el Opus Dei hasta que pudo hablar públicamente sobre su experiencia. Sin embargo, tal y como se muestra en la cinta, existen redes de apoyo a quien hayan formado parte de esta institución, especialmente se pueden encontrar bastantes en América Latina: “Es verdad que se sentían fuertes porque detrás de ellas había muchas más mujeres que les decían, ‘Hey, nosotras estamos aquí con vosotras’”, comentó la creadora. Una de las protagonistas de El Salvador, Alicia Barillas, “se sintió empoderada”por mujeres que, aunque prefieren el anonimato, la animaron a contar su historia a través de plataformas como Opus Libros y Ágora Coloquios.
Su involucración en este proyecto ha hecho que la periodista haya vivido un gran impacto emocional. “Tengo la necesidad diaria de saber cómo están todas ellas. Muchas siguen teniendo a sus familias dentro del Opus Dei y es muy duro”, confiesa. Igualmente, una de las entrevistas más difíciles fue la de Raquel Barrios en México, quien contó cómo programó su escape de la organización en plena madrugada: “Tuve que parar la grabación porque me daban ataques de ansiedad. No podía entender cómo una institución que habla de Dios podía llevar a una joven a planear su huida como si estuviera en una prisión”, relata. Por este motivo, lo más importante para Terribas era que este documental llegase a lo más alto internacionalmente. “El Opus Dei es una organización internacional con un enorme poder económico, financiero y educativo. Si el impacto no era global, el documental habría pasado desapercibido”, afirma.
Otro de los aspectos que más ha impactado a la audiencia de Minuto Heroico. Yo también dejé el Opus Dei es el rol de las ‘numerarias auxiliares’, mujeres dedicadas exclusivamente a las labores domésticas dentro del Opus Dei: “No existen numerarios auxiliares, solo numerarias auxiliares. Son las ‘madres de la obra’, las que cuidan, cocinan, organizan, planchan. Aquí hay un sesgo de género muy importante”, explica Terribas. Igualmente, la directora menciona que, aunque esta primera temporada se centra en las mujeres, también existen muchas historias de hombres que han dejado la organización y que podrían ser exploradas en una posible continuación. “Después del estreno, vinieron exmiembros hombres a decirme: ‘Entendemos que hayas hecho las mujeres primero, pero nosotros también tenemos una historia’”, revela. De este modo, y a pesar de que aún no se haya confirmado nada, la serie ha abierto la puerta a una posible continuación centrada en los hombres. “Si Max se anima a hacer una segunda temporada, hay historias de sobra”, concluye Mònica.
La respuesta del Opus Dei tras su emisión
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Aunque desde Max se intentó dar voz al la institución religiosa, no obtuvieron ninguna respuesta. Según Terribas: “Me puse en contacto con la prelatura del Opus Dei para ofrecerles la posibilidad de participar, de entrevistar al prelado y que él respondiera directamente a ellas. Pero se negaron”, asegura. No obstante, el mismo día del estreno, la organización se manifestó el mismo día del estreno para decir: “Lo sentimos profundamente”. También remarcan que “solo se nos ofreció la posibilidad de una réplica en el último momento” y que “era un producto creado desde un marco previo y con un sesgo que sólo se quería confirmar”. Asimismo, han asegurado que “en muchas ocasiones, las críticas de antiguos miembros han facilitado una reflexión institucional para mejorar y cambiar modos de hacer, y hemos pedido perdón personalmente. En los casos en los que esto no ha sido posible aún, deseamos poder hacerlo”.
También afirman que "el enfoque que la docuserie asume no representa la realidad del Opus Dei. De manera sesgada, presenta a la Obra como una organización de personas malvadas cuya motivación es hacer daño. Una caracterización que es falsa y opuesta a lo que enseñaba san Josemaría, verificable a partir de la experiencia de miles de personas". Sin embargo, esta respuesta ya la advirtió Terribas en su entrevista, donde aseguró que, a través de sus medios, intentarán “contrarrestar con testimonios de personas que han tenido buenas experiencias”. Por su parte, la institución religiosa ha sostenido que “cualquier vocación dentro de la Iglesia conlleva unas exigencias específicas, además de las dificultades propias de la experiencia humana. Estas exigencias no son de por sí motivo de falta de libertad, y muchas de ellas forman parte del seguimiento de Cristo que la Iglesia ha propuesto a lo largo de los siglos.