A veces en el cine, como en la vida, hay que dar un salto de fe para apreciar realmente las cosas. Uno puede pensar que el camino más corto es también el más fácil, pero la experiencia enseña que muchas veces la realidad es otra. Estas lecciones y otras tantas son las que enseña El abismo secreto, la película que acaba de aterrizar en plataformas (Apple TV+ y Movistar+) y que propone un salto al vacío, “pero con todo”, a la hora de entremezclar géneros como la ciencia-ficción y la acción con el drama romántico. Un cóctel explosivo pero que recompensa con creces al que se deja llevar por él.
Dirigido por Scott Derrickson, creador de la saga Sinister y director de películas como Black Phone o Doctor Strange, la película plantea una premisa de lo más original y misteriosa. Dos francotiradores del más alto nivel, pero cuyas vidas se encuentran en crisis son enviados a una remota isla, en la que destaca un enorme desfiladero que la recorre y divide en dos mitades vigiladas por una torre de control. En una de esas torres aterriza Levi (Miles Teller), uno de los tiradores de élite más talentosos pero quien ha ido de misión en misión tras dejar los Marine. Por su parte, la joven Drasa (Anya Taylor-Joy) ocupa el puesto de su homóloga, en una misión en la cual desconocen exactamente su cometido, más allá de evitar que lo que haya al fondo del abismo salga de ahí.
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Benditas casualidades
No deja de ser curioso que la película llegase a plataformas el pasado Día de San Valentín, fecha crucial dentro de la película para la primera aproximación entre Levi y Drasa, y fecha en la que también se estrenó Capitán América: Brave New World, la nueva película de Marvel. Puede parecer que no hay conexión entre ambas, pero lo cierto es que Scott Derrickson fue en su día un director muy bien valorado en Marvel y que podría haber acabado dirigiendo la entrega con Anthony Mackie y Harrison Ford. Al fin y al cabo, el cineasta se había consagrado con Doctor Strange, película que introducía al personaje de Benedict Cumberbatch y que fue alabada como una de las más impresionantes a nivel visual de toda la franquicia Marvel. Sin embargo, los caminos de Marvel y Derrickson siguieron rutas adversas hace poco menos de diez años.
“He tenido que reiniciar mi carrera un par de veces. Separarme de Marvel fue sin duda una gran decisión que no mucha gente tomaría, pero era muy importante para mí en ese momento. Quiero mucho a esos tipos y es cierto que tenemos una buena relación, pero me alegro de haberlo hecho. Me alegro de haber hecho The Black Phone en lugar de Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura. Esa fue probablemente la elección más significativa”, revela Derrickson, quien efectivamente abandonó la casa de los superhéroes cuando tenía todo de cara para convertirse en uno de sus realizadores de referencia, como ha acabado siendo el caso para otros como Destin Daniel Cretton (Shang Chi y la leyenda de los diez anillos), Jon Watts (las películas de Spider-Man con Tom Holland) o Peyton Reed (Ant-Man y Ant-Man y la avispa: Quantumania).
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Allá donde Marvel ha perdido cierta inventiva y sobre todo poderío visual, El abismo secreto parece apostarlo todo precisamente a combinar ambos elementos. Si bien se inició en el terror, lo cierto es que las últimas películas de Derrickson ya habían jugado a mezclar distintos géneros, como la coming of age en Black Phone o una suerte de drama existencialista sobre la profesión y la religión con Doctor Strange. En este caso no es diferente y el filme intercala la comedia romántica en su primer tercio con la acción pura y dura en el último mientras que la ciencia-ficción y la distopía borden el resto, con un aire muy similar al universo Alien y un trasfondo no muy alejado del mismo, aunque es mejor que el espectador lo descubra a la vez que los protagonistas.
Ese es el otro punto fuerte, precisamente, la química entre dos actores en puntos de su carrera bien distintos. Any Taylor-Joy llega como actriz consagrada a pesar de sus proyectos más recientes (Última noche en el Soho, El hombre del norte o Furiosa: de la saga Mad Max) no hayan terminado de funcionar en taquilla, mientras que Miles Teller aún se sigue recuperando del batacazo de Cuatro fantásticos diez años después. Curiosamente, ambos son mayormente conocidos por dar vida a dos personajes que bien podrían ser extensiones de los que aquí interpretan, como son el autoexigente batería de Whiplash y la brillante ajedrecista de Gambito de dama. Hay incluso un divertido momento que escenifica este encuentro: “Juro por la vida de mis hijos que ambos momentos estaban en el guion antes de que hiciéramos el casting de la película. Luego pensé: ‘No voy a cambiarlo solo porque sean ellos. La gente pensará que lo puse ahí por ellos, pero no es así'. Y ahora que lo he hecho, es realmente encantador y divertido. Es una pausa agradable en la película”, asegura Derrickson.
En definitiva, un cóctel de géneros y de benditas casualidades en el que a ratos es necesario realizar un salto de fe para entrar del todo en la particular propuesta del filme, pero que como recompensa encontrarán una historia con elementos familiares, pero que en suma forman algo original y diferente. Mientras Marvel avanza con paso firme en la homogeneización de su imagen y la oxidación de sus narrativas, Derrickson, que ya prepara la secuela de Black Phone, sigue demostrando que pueden salir grandes ideas de terrenos ya explorados, y que a veces solo hace falta dar un gran salto y creer en el poder de la ficción tanto como en el del amor.