Leonardo DiCaprio no es un actor cualquiera. Casi cualquier persona que ha trabajado a su lado, ya sea director, actor u otro miembro del equipo, lo ha descrito como un actor especial, que maneja sus propios tiempos y que se sumerge de lleno en el rodaje de cada una de sus películas. Quizá eso explique por qué el intérprete escoge cuidadosamente sus proyectos, y no acumula demasiados títulos en los últimos años, con tan solo tres filmes en los últimos diez años.
Entre esas películas selectas en las que ha trabajado, hay una en la que lo pasó especialmente mal, tal y como desvela ahora uno de sus compañeros de rodaje. Se trata de Jamie Foxx, y la película no es otra que Django desencadenado, en la que DiCaprio daba vida a Calvin J. Candie, dueño de una plantación y esclavista de afroamericanos, entre ellos la esposa del protagonista que da nombre a la película. Según Foxx, DiCaprio tuvo un momento difícil durante el rodaje, ya que descubrió que, como esclavista, su personaje tenía que decir alguna que otra frase incómoda e inapropiada.
“El tema. La palabra con N, en concreto. A Leo le costaba decir la palabra con N. Estamos haciendo una lectura (de guion) y Leo dice: ‘Eh, chicos. ¡Corten! No puedo hacer esto. Este no soy yo’”, relata Foxx en una reciente entrevista, señalando la incapacidad de su compañero para usar el término “negro” de forma despectiva, y desvelando que hasta el propio lo abroncó. “Samuel L. Jackson dice: ‘¡Di esa mierda, hijo de puta! Es un martes más. Que se jodan’.
La táctica de Foxx para hacerle hablar
Django desencadenado es una de las películas más celebradas de Tarantino. En ella se cuenta la aventura de Django, un esclavo durante la Guerra de Secesión que es liberado por el cazarrecompensas y dentista King Schultz (Christoph Waltz), quien lo libera y lo acompaña en su rescate de su esposa, esclava en la plantación del personaje de DiCaprio. En realidad la anécdota de Foxx no es del todo nueva, ya que Samuel L. Jackson desveló en una entrevista anterior que tanto él como Tarantino tuvieron que convencer al actor para que pudiese decir la palabra e interpretar su personaje: “Cada vez que alguien quiere un ejemplo de uso excesivo de la palabra con N, acude a Quentin, es injusto. Él sólo cuenta la historia y los personajes hablan así. Cuando Steve McQueen lo hace, es arte. Es un artista. Quentin es sólo un cineasta de palomitas”, alegaba Jackson en defensa del director de Pulp fiction y Érase una vez en Hollywood.
Por su parte, Foxx desvelaba su particular método para conseguir que DiCaprio se pudiese meter en el papel. “Le dije a Leo que en los días de esclavitud nunca nos hablaríamos. No soy su amigo. No soy Jamie Foxx. Soy Django. Y le dije: no podrás interpretar realmente a ese personaje hasta que no entiendas lo que es la esclavitud. Fue duro. Fue horrible. Así que al día siguiente veo a Leo y le digo que qué le pasa. Había dejado de hablarme. Estaba listo. Todo el mundo empezó a prepararse”, relata Foxx, quien de esa manera consiguió que DiCaprio pudiese dar una interpretación para el recuerdo.