Se ha convertido en la autentica favorita de la temporada de premios después de arrasar en los pasados Globos de Oro (con cuatro galardones) y convertirse en un auténtico acontecimiento cinematográfico desde su paso por el Festival de Cannes, donde consiguió alzarse con al galardón de interpretación femenina ex aequo para todas sus actrices, Karla Sofía Gascón (la auténtica revelación y la primera actriz ‘trans’ en conseguir este reconocimiento), Zoe Saldaña, Selena Gómez y Adriana Paz.
Uno de los méritos de la película, sin duda, una inesperada mezcla de géneros que se articula a través de una serie de números musicales para hablar del narcotráfico en México, de la experiencia ‘trans’, de la violencia estructural y el feminicidio sistémico. Una especie de opereta pop repleta de originalidad y de hallazgos que ha fascinado a algunos... pero molestado profundamente a otros.
De qué va ‘Emilia Pérez’
La película sigue los pasos de una abogada, Rita (Zoe Saldaña) que será contactada por el peligroso líder de un cártel de la droga, Manitas del Monte, para ayudarlo en una empresa personal secreta: está decidido a cambiar de sexo porque se siente mujer. Más adelante, Rita se encontrará con Emilia Pérez años después de haber completado su transición. Será cuando le pida algo más, que la ayude a enmendar el daño causado a través de la violencia que ejerció durante su etapa masculina, sobre todo hacia las mujeres.
Críticas sobre el acento de Selena Gómez
Las primeras críticas llegaron desde el país donde tienen lugar los hechos, México. Hay que tener en cuenta que la película no se rodó allí, sino en París a partir de decorados, y que la mayor parte del elenco se limita a intentar imitar el acento, porque procede de diferentes realidades del espectro latino. Tan solo Adriana Paz es oriunda, pero desempeña un papel secundario como el interés amoroso de Emilia Pérez.
Por eso, una de las cuestiones que primero hicieron saltar las alarmas fue precisamente la idiomática, que convierte a la película en un batiburrillo un tanto incongruente y que alcanza cotas de estupefacción en el caso de Selena Gómez.
La cantante y actriz, a pesar de que su padre tuviera ascendencia mexicana, no sabe hablar bien español y su dicción resulta de lo más cuestionable, un aspecto que se intenta justificar especificando que su personaje pasó parte de su vida en Norteamérica.
En ese sentido, el intérprete y cineasta mexicano Eugenio Derbez, declaró en una entrevista que consideraba esta actuación “indefendible”. Aunque más tarde se disculpó, lo cierto es que las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar, generando un debate acalorado tanto a favor como en contra, así como generando toda una batería de ‘memes’.
Críticas a la superficialidad con la que se aborda el narcotráfico
Además, buena parte de la sociedad mexicana se ha sentido herida por la acumulación de tópicos que asegura que contiene la película, así como por el hecho de apropiación cultural por parte de una produccion en la que apenas se encuentra representación del país alrededor del que gira toda su trama. Se ha comentado la forma trivial y superficial con el que se abordan cuestiones tan peliagudas como la violencia que genera el narcotráfico a través de su ‘espectacularización’.
El director Jacques Audiard, desde el principio, se defendió alegando que nunca quiso hacer una película de denuncia social, pero esto no ha sido suficiente para que los mexicanos sientan este musical como propio y tampoco la mayoría de la sociedad latina.
En ese sentido, voces del espectro intelectual como la de la escritora argentina Mariana Enríquez escribía en su cuenta de Twitter: “Me enfermó esa película sobre narcos mexicanos sin mexicanos y con diálogos de Google Translate”. Lo hizo aludiendo a un post de X de la periodista Cecilia González: “Emilia Pérez es todo lo que está mal en una película: estereotipos, ignorancia, falta de respeto, el lucro de una de las crisis humanitarias más graves del mundo (las desapariciones masivas en México). Ofensiva, frívola. Ganará premios, pero también el desprecio de las víctimas”.
Críticas a cómo se aborda la cuestión ‘Trans’
El último gran mazazo a la película ha venido de parte de uno de los pensadores y filósofos más importantes de nuestro tiempo (y especializado en teoría ‘queer’), el español Paul B. Preciado, que escribió en francés para Libération (y recogió El País) un rotundo artículo titulado “Emilia Pérez contra Jacques Audiard: una amalgama cargada de racismo y transfobia”.
En él, desgrana uno a uno todos los problemas en torno a la visión psicopatología de la transición de género a través de cuatro tropos: La criminalización, la exotización etnográfica, la representación médico-quirúrgica de la transición de género y el asesinato.
En este artículo, el escritor pone de manifiesto algunas de las ideas que se han ido poniendo de manifiesto en estos últimos tiempos, como que el personaje de Manitas se cambia de sexo (casi como un capricho) para dejar de ser narco y que, además, paga todo el tratamiento con el dinero sucio de las drogas. “Según esta narrativa basada en la división sexual de la violencia, la transición de género sólo puede ser una vía de expiación de la culpa a través del sacrificio: un paso del asesino a la santa, de la masculinidad como vehículo la muerte a la feminidad como receptáculo pasivo de la violencia”.