El libro que repasa los mayores fracasos de la historia del cine: de ‘Waterworld’ a ‘Cats’

Escrito por el crítico de cine Tim Robey, la publicación repasa algunas de las historias más famosas (y también las más inéditas) de las películas que prometían mucho y no salieron como se esperaba

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Taylor Swift en 'Cats'
Taylor Swift en 'Cats'

En el corazón de Hollywood, donde los sueños se transforman en historias épicas, también hay un rincón oscuro donde los fracasos cinematográficos dejan una huella imborrable. Box Office Poison, escrito por el crítico de cine Tim Robey, es una obra que se adentra en este fascinante submundo, explorando un siglo de películas que fracasaron tanto en la taquilla como en la crítica. Publicado en noviembre de 2024, este libro ofrece un enfoque alternativo de la historia del cine, celebrando el arte y el caos detrás de algunas de las producciones más infames de todos los tiempos.

Robey, conocido por su análisis mordaz y perspicaz, convierte a los fracasos cinematográficos en el eje de una narrativa que combina humor, investigación histórica y reflexión sobre la naturaleza humana. Desde desastres de producción hasta decisiones creativas fallidas, Box Office Poison ofrece una perspectiva única sobre títulos que van desde los clásicos de principios del siglo XX como Intolerancia (1916), hasta las decepciones más recientes como Cats (2019). Sin embargo, lejos de limitarse a ridiculizar estas películas, el autor examina las complejidades de su fracaso, explorando cómo el contexto cultural, las decisiones de los estudios y las expectativas del público jugaron un papel crucial.

Una de las fortalezas del libro es su habilidad para rescatar películas menos discutidas, como Babe, el cerdito en la ciudad (1998) de George Miller (Mad Max), una oscura pero aclamada secuela infantil, o Pluto Nash (2002), una comedia de ciencia ficción que se convirtió en un sinónimo de pérdidas económicas para su protagonista, Eddie Murphy. Robey también profundiza en las historias detrás de producciones caóticas, como Tierra de faraones del gran Howard Hawks, cuyo rodaje en Egipto se vio afectado por problemas técnicos, alcoholismo en el equipo creativo y una multitud de extras difíciles de manejar.

El subtítulo del libro, La historia de Hollywood en un siglo de fracasos, subraya que no se trata solo de una lista de “malas películas”, sino de un análisis cultural y social del sistema de producción cinematográfica. Por ejemplo, Robey destaca cómo el corte y reshoot de El cuarto mandamiento (1942) por parte de los estudios sin la supervisión de Orson Welles marcó un punto de inflexión en la relación entre arte y negocio en Hollywood. Además, el autor defiende que algunos fracasos tienen méritos artísticos incomprendidos. Películas como Speed Racer (2008), aunque desastrosas en taquilla, ofrecen un lenguaje visual innovador que merecería ser reevaluado. Así, Box Office Poison no solo ridiculiza los errores, sino que también invita a reconsiderar el valor de las obras que no lograron conectar con las audiencias.

Imagen de 'Speed Racer'
Imagen de 'Speed Racer'

Más allá del fracaso

Robey también menciona Waterworld (1995) como uno de los mayores ejemplos de cómo las ambiciones desmedidas pueden llevar a un proyecto cinematográfico al fracaso comercial y crítico. Aunque la película no es el foco principal del libro, se incluye dentro de su análisis más amplio de los fracasos épicos en Hollywood, reconociendo que la película protagonizada por Kevin Costner, se convirtió en un símbolo de los excesos de la industria cinematográfica en los años 90.

La producción de Waterworld fue notoriamente problemática. Con un presupuesto inicial de 100 millones de dólares, que se disparó hasta los 175 millones, fue una de las películas más caras de su época. Los retrasos, las condiciones adversas de rodaje en el océano y los conflictos entre Costner y el director Kevin Reynolds alimentaron las historias sobre el desastre en desarrollo. Aunque logró recaudar más de 250 millones de dólares en taquilla mundial, no pudo superar las expectativas de los críticos ni recuperar la confianza de los estudios que la produjeron

Uno de los aspectos más llamativos del libro es el tono de Robey, que mezcla crítica rigurosa con humor agudo. Su descripción de Catwoman (2004) como “una fuente inagotable de material para parodias” es un ejemplo de cómo el autor no teme reírse de los momentos más absurdos de la historia del cine. Al mismo tiempo, se asegura de que el lector entienda que estos fracasos son también testigos de las ambiciones desmedidas y los riesgos que hacen de Hollywood un lugar tan fascinante.

Box Office Poison es un testimonio de que incluso los fracasos pueden ser memorables y, a menudo, más interesantes que los éxitos. En sus 320 páginas, el libro no solo recopila historias de caos y desastres, sino que también ofrece una reflexión sobre los aspectos más humanos de la creación cinematográfica: el riesgo, la ambición y, en última instancia, la capacidad de fracasar en grande. Para cualquier amante del cine, este libro es una invitación a redescubrir las lecciones escondidas en los fracasos más épicos de Hollywood, recordando que, al igual que en la vida, a veces es en los errores donde encontramos las historias más fascinantes.

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