Alejandro Palomas: "Amalia no se va, los lectores pueden estar tranquilos"

Alejandro Palomas presenta 'Una vida', la despedida de Amalia, que se diversificará en formatos como el teatro y una novela gráfica, mientras reflexiona sobre el impacto de las familias y la naturaleza

Guardar

Irene Dalmases

Barcelona, 27 ene (EFE).- Una década después de publicar 'Una madre' y dar a conocer al entrañable personaje de Amalia, figura central y pilar emocional de una particular familia, Alejandro Palomas cierra el circulo con 'Una vida', una suerte de despedida de esta mujer, siempre rodeada por sus hijos Fer, Emma y Silvia.

En una entrevista con EFE, el escritor barcelonés, de gira por diferentes ciudades españolas, cual rockero con tachuelas, no ha rehuido este lunes que lo ha pasado muy bien escribiendo el cuarto volumen de esta serie, aunque ha sido con el que más tiempo ha estado, quizá porque no quería "soltarlo al ser el último en este formato".

Sin embargo, avanza que ha jugado con ventaja porque Amalia "no se va, los lectores -más de 150.000- pueden estar tranquilos. Ahora se diversifican los formatos y pronto la veremos en el teatro y como protagonista de una novela gráfica al estilo 'Mafalda', pero con una señora mayor, que no habla de la actualidad, manejándose en la vida diaria, yendo al mercado, metiendo la pata, en fin, como es ella".

Una experiencia literaria

Publicada por Destino y en catalán por Columna, en 'Una vida' el lector conocerá el desenlace de la historia de esta madre, tras un diagnóstico médico, después de que Fer, Emma y Silvia la lleven una tarde a urgencias, aquejada de lo que parece una infección de orina.

"Parece mentira que mis novelas sean tan difíciles de promocionar porque el corpus más importante es lo que no se puede contar", reconoce Palomas, aunque promete que quien entre en su relato saldrá de una manera "totalmente distinta".

En este sentido, precisa que busca ofrecer al lector una "experiencia literaria, hacerle entrar en un lugar, como ir de erasmus durante un tiempo a una casa".

Siempre escribiendo sobre aquello con lo que convive, con esta serie de novelas, que también incluye 'Un perro' y 'Un amor', Palomas se ha dado cuenta de que ahora tiene dos familias, la suya de sangre, y esta literaria que, como las reales, "crece y hay miembros que desaparecen".

"Es en las familias -prosigue- donde vemos la ley natural, el paso del tiempo, todo lo más básico. Vemos cómo las casas permanecen, cómo la gente se va. Y el lector también se convierte en familia".

Aunque le gusta acotar mucho el tiempo de sus relatos, en este caso lo ha alargado para hacer de esta despedida "la mejor experiencia de las cuatro novelas, que fuera la más emotiva, con la que te quedaras. Y eso no se puede hacer rápido, tienes que ir mostrando a todos los personajes, cómo se relacionan entre ellos, cómo se apoyan en los momentos de flaqueza, cómo se explican el proceso por el que pasan".

Naturaleza y un contrapeso a Amalia

Viviendo Alejandro Palomas desde hace años en plena naturaleza, los animales, las plantas y los árboles tienen su peso y un significado especial en los acontecimientos que se suceden, sin obviar el período de pandemia de coronavirus.

También ha creado un contrapeso a Amalia, su otra cara, su alma gemela, Mauro, un profesor de chi kung, en la cincuentena, que parece, al principio, alguien "amenazador, pero que poco a poco el resto de la familia ve que solo tenían prejuicios".

"Si Amalia va menguando, había que contraponer. No quería escribir un drama, no quiero que las vidas sean dramas, hay que poder reírse. Y a veces, la vida te hace regalos, te regala a alguien que contrapone ese perder facultades. Es muy gratificante trabajar con un perfil así", redunda el escritor.

Asimismo, hay un santuario de animales, con escenas que llevan al lector a reírse por cómo Amalia interactúa con los encargados del centro.

Novela sanadora

Después de la muerte de su progenitora en marzo de 2021 y tras haber denunciado en 2022 que sufrió de niño abusos sexuales por parte de un hermano de La Salle, escribir la novela ha sido para su autor algo "sanador, un lugar al que volver con los ojos cerrados siempre".

Aunque tiene claro que termina una etapa, no descarta que sus personajes protagonicen nuevos relatos.

"No lo sé, igual, de repente, algún día me digo, ¿por qué no? Y a lo mejor jugamos a eso. Estoy abierto a todo, si no puedo jugar en esta vida, no quiero vivir", concluye el escritor, con muchas ganas de compartir sus experiencias con sus lectores, de ciudad en ciudad. EFE

(foto)