David Ramiro
Madrid, 23 ene (EFE).- Isidre Esteve acaba de concluir un Dakar especial. El vigésimo. No ha sido fácil por una fuerte gripe y unos problemas mecánicos que marcaron la primera semana de competición. Aún así el balance es positivo y las ganas por seguir participando siguen intactas. Su discapacidad "no existe" en el Dakar y esa es la "magia" de un deporte que le tiene enganchado y sobre el que gira su vida.
Esteve (Oliana, Lérida; 1972) puede presumir de haber participado veinte veces en el Dakar, diez en motos y diez en coches. En 2007, durante una prueba del Campeonato de España de rallies en la Baja Almanzora (Almería), su moto chocó contra una piedra y el accidente provocó que se rompiera dos vértebras y se quedara en silla de ruedas.
Pese a su discapacidad, el motor es su vida y los retos un aliciente. En el último Dakar, como parte del Repsol Toyota Rally Team, concluyó en la posición en la posición 32 de la categoría absoluta y en la 22 de la Ultimate.
P: ¿Qué balance hace de este Dakar que acaba de terminar?
R: Nos habíamos planteado empezar un Dakar un poco distinto a cómo lo empezamos y no cogiendo una gripe estomacal como cogí el primer día, que me dejó cuatro días completamente KO y con unas sensaciones de náuseas todo el día. Sin poder comer, durmiendo fatal, fue un desastre. Pasé tres días mal y a las 48 horas aparte tuvimos un problema mecánico que nos hizo perder cuatro horas.
En la etapa maratón, por la mañana, dije de ir al médico porque no podía más. Fue muy acertado porque llevaba cuatro días con el virus y un tratamiento de paracetamol e ibuprofeno, que esto es fantástico pero es el tratamiento universal. Me pusieron un estabilizador vía intravenosa para las náuseas pero les dije que en una salía. Me dijeron 'sí, tranquilo'. Y a la hora estaba bien. Me desapareció la sensación de querer vomitar todo el rato. Hice vigésimo el primer día de la maratón y a partir de ahí todo fue a mejor, incluso en cinco ocasiones estuvimos dentro de los veinte primeros. Es decir, hemos estado con la gente que compite de verdad en el Dakar y de algún modo ha sido como una certificación de que aquello que habíamos previsto podía ser posible. Aunque el resultado final no refleje todo esto porque pasan cosas lo hicimos lo mejor posible.
P: Por todo esto que cuenta, ¿qué sabor le deja el Dakar?
R: Para mí hay dos cosas importantes. Una es tener la capacidad de si un día va mal y sales el noventa o el cien, por lo que sea, como nos ha ocurrido, ser capaz de remontar hasta los veinte primeros. Esto es algo increíble que no había podido hacer otras ediciones. La otra es saliendo bien calificado en la etapa, luchar todo el rato dentro de los veinte primeros teniendo parciales de séptimos, onceavos, catorceavos. Esto es lo que venimos a buscar aquí y esto es competir de verdad en el Dakar.
P: ¿Cómo es eso de cumplir veinte ediciones del Dakar?
R: El tiempo pasa muy rápido. Después de mi lesión, hacer diez años en coche pero sobre todo tener un proyecto de futuro como el que tenemos conjuntamente con Toyota, Repsol, MGS Seguros y KH-7, con el desarrollo de los combustibles renovables, con ese soporte que tenemos especial de Toyota, es muy bonito. Esto nos permite pensar en un futuro mejor. Creo que más que nunca. Estamos en la senda correcta para tener un equipo muy competitivo para el 2026.
P: ¿Le vamos a ver entonces en el Dakar en 2026?
R: Nuestra forma de trabajar es para llegar al Dakar y para ello debemos ponernos a trabajar rápido en el proyecto deportivo. Yo creo que este año voy a estar en la carrera de Portugal, en España en septiembre y en la de octubre en Marruecos. Y naturalmente en el Dakar. Ahora nos queda saber si igual para preparar bien Portugal haríamos la Baja España o no. Estamos en un momento de decidir, qué unidad de coche vamos a utilizar y dónde vamos a estar encuadrados dentro de Toyota. Vamos a decidirlo en los próximos días.
P: Para una carrera como el Dakar, aparte de pilotar, ¿hay más trabajo de otro tipo?
R: Entreno del mismo método que entrenaba cuando iba en moto. Nunca necesité la ayuda psicológica en moto y no la necesito un coche. He tenido entrevistas a veces con este tipo de especialistas para saber si realmente lo necesitaba o no y hemos visto que no hace falta. Hay ciertas cosas que las tenemos bastante claras.
Luego está la parte física, sabiendo que tengo una lesión muy alta a nivel pectoral y que es solo la parte superior. Es la parte que tengo activa del cuerpo y hay que trabajar con más cuidado que antes porque para mí cualquier tipo de lesión en el codo, en la mano, en el brazo, me deja completamente fuera. Entonces hay que hacer un trabajo muy específico durante todo el año. Hay que saber decidir dónde van a estar los puntos en los que queremos estar bien pero hacer un trabajo muy bien programado, que de esto se ocupa Lidia, mi mujer.
P: Hay una parte del Dakar que no vemos los que no estamos allí. Para una persona con discapacidad, ¿cómo es la vida en la vida en el Dakar?, ¿está adaptado el campamento?
R: Me siento un afortunado por pertenecer al mundo del 'motorsport'. Es el claro ejemplo de lo que es el deporte inclusivo. Es decir, mi discapacidad no es un problema para poder competir en una prueba de alta intensidad como el Dakar. Yo estoy en la línea de salida y ahí está Carlos Sainz, Sébastien Loeb, Nani Roma...y nosotros. Vamos a afrontar el mismo recorrido con la misma dificultad, vamos a estar en la misma clasificación y no vamos a recibir ninguna tipo de bonificación por mi discapacidad. En el volante no hay ningún problema, simplemente cuando hay un problema con el coche. Yo no me bajo, se baja Txema Villalobos (copiloto).
En el campamento está todo adaptado. Hay servicios adaptados, rampas en el comedor. Para moverme acoplo delante de la silla un complemento eléctrico y, como si fuera un triciclo, me muevo por el campamento. Hay campamentos que están asfaltados, otros que no, pero todo lo que son acceso a servicios y acceso a la sala de prensa, a los comisarios., está completamente accesible.
P: ¿Hay más gente con discapacidad en la caravana del Dakar?
R: Hay años que sí y hay años que no. Este año solo estaba yo pero otros años estaban pilotos como Albert Llovera o Joan Lascorz, que corría antes en Superbikes. Se van viendo a veces goteos de personas con discapacidad corriendo en el Dakar. Depende del año y naturalmente del presupuesto que tenga cada uno de ellos.
P: ¿Por qué sigue habiendo poca gente con discapacidad en el Dakar?
R: Hay otros deportes en los cuales el presupuesto para poder correr es mucho más inferior. Es decir, deportes donde hace falta una equipación deportiva y una logística de viajes no tan grande. En el Dakar los presupuestos son muy altos, no para correr en coche o en camión, sino simplemente para correr. Es un tema de presupuesto, de acceso al patrocinio. Sin el patrocinio no podríamos competir este nivel. Yo tengo un pasado en el mundo de las motos donde tuve la oportunidad de estar luchando para ganar esta carrera y que te hace acercar el patrocinio y la comunicación de otra manera.
P: ¿Se ve muy distinto el Dakar desde un coche a verlo desde una moto?
R: Es completamente distinto. La moto es algo brutal, fue la experiencia de mi vida. Estás solo, eres el piloto, el navegante, el mecánico y el que toma las decisiones cuando te has perdido. No puedes consultar con nadie y cuando vas con el drupo de delante puedes pasarte diez horas sin ver a nadie. Sales cada tres minutos y no llegas a alcanzarte. Recuerdo que muchas veces, cuando me había perdido, te entra el pánico porque sabes que igual no tienes gasolina, no sabes dónde estás o si la pista está a la derecha o a la izquierda. Otra sensación es ir al principio en una especial y surfear las dunas. La moto te permite hacer lo que quieras, subir, bajar.
En el coche hablas con tu copiloto, te dice para donde tienes que ir, de la navegación se ocupa él y compartís todo. Acabas hablando de la vida y de cualquier cosa.
P: ¿Cómo se mantiene la motivación por el Dakar tras veinte ediciones?
R: Estoy convencido que el deporte en sí es un estilo de vida. No hay fines de semana y tu calendario laboral no es el de otra persona. Es una vida de retos, de experiencias, es una vida muy intensa. Y una vez que estás metida en ella, no quieres salir. ¿Sabes por qué?. Porque es tu vida, es una vida de emociones. Y cuando te sucede algo como me sucedió a mí en el 2007, y consecuencia de ello me quedo en silla de ruedas, el deporte te ayuda a superar todo. En la línea de salida están todos y no me veo diferente porque no hay ninguna diferencia. Mi discapacidad, por momentos, no existe en el Dakar y esa es la magia del deporte. EFE
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