Familiares esperan "que paguen" los que abandonaron a los mayores en las residencias

Familiares de ancianos fallecidos en residencias denuncian abandono y falta de atención durante la pandemia, pidiendo justicia y medidas ante la Fiscalía de Madrid por el trato recibido a sus seres queridos

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Madrid, 18 ene (EFE).- Familiares de fallecidos en residencias de mayores de Madrid durante la primera ola de la pandemia de coronavirus han relatado en la Fiscalía de Madrid "la película de terror" y "la desesperación" que vivieron y han expresado su deseo de que "paguen los que tengan que pagar por el abandono de nuestros mayores".

El pasado 8 de enero empezaron las declaraciones ante la Fiscalía de Madrid en el marco de una denuncia colectiva presentada el 10 de octubre por los familiares de 115 mayores que vivían en 72 residencias madrileñas -de los cuales 111 fallecieron- contra altos cargos del entonces Gobierno regional y los geriatras de veinticinco hospitales por al menos un delito continuado de denegación discriminatoria de la prestación sanitaria.

Una de las personas que ha comparecido es Antonia García, cuyo padre ingresó en la Gran Residencia, en el madrileño distrito de Carabanchel, el 13 de junio de 2019 y falleció en este centro el 31 de marzo de 2020, a los 85 años, a consecuencia de una neumonía, por posible covid-19, según el parte de defunción, aunque "nunca" le hicieron la prueba.

García explica que decidió interponer la denuncia "en honor a su padre", por "los malos tratos" que sufrieron los familiares de los médicos y enfermeras durante la crisis sanitaria y porque su progenitor, que sufría una demencia y una discapacidad física, no fue derivado al hospital mientras estuvo en la residencia.

La denunciante entregó audios de los tres hijos, "contándonos que no nos habían cogido el teléfono, que eran las 23:00 horas y que no sabíamos nada de nuestro padre. La doctora nunca nos llamaba. Alguna vez nos atendían las enfermeras del turno noche, que no eran de la planta de mi padre y ellas nos hacían el favor de ir a ver cómo estaba porque no nos habían informado durante el día", recuerda.

Se queja de haber recibido mensajes "contradictorios" y "ambiguos" acerca de si tenía oxígeno, si estaba en un módulo de aislamiento, si lo trasladaban a su habitación, si tenía fiebre o si le administraban morfina. "Todo eso se lo han inventado. No nos han dado ningún informe de la residencia", asegura.

Su padre falleció el 31 de marzo de 2020 a las 14:00 horas, pero los hijos se enteraron tres horas después, a las 17:00. "Nadie nos llamó para comunicarnos el fallecimiento de mi padre. Nos enteramos porque estábamos los tres colgados del teléfono hasta que atendieron a mi hermana y le dijeron que había muerto", señala.

"No nos dejaron ver el cadáver de mi padre, ni enterrarlo, ni nada. Desapareció de la vida. El cuerpo se amontonó con otros en la residencia no sé cuántos días hasta que la aseguradora fue a recogerlo para después introducirlo en una cámara frigorífica e incinerarlo en Gijón. Hasta tres meses después no nos entregaron las cenizas", detalla García, que todavía continúa en tratamiento psicológico para sobrellevar la pérdida.

Con la denuncia colectiva promovida por Marea de Residencias y la asociación '7.291: Verdad y Justicia', espera que se tomen medidas "contra las personas que abandonaron a nuestros familiares" y que esto no vuelva a ocurrir porque "una persona con discapacidad tiene el mismo derecho a recibir auxilio que una persona normal y corriente".

Otra de las personas que está pendiente de declarar en la Fiscalía de Madrid es Soledad Martín, cuya madre estuvo ingresada en una residencia pública de Villaviciosa de Odón (Madrid) y para quien la pandemia supuso "un antes y un después", porque aumentó su deterioro. La mujer falleció en 2024 a los 94 años por una neumonía.

Cuando se suspendieron las visitas a las residencias y no se podía hablar con los usuarios, en una de las llamadas para preguntar por el estado de salud de su madre, le informaron que tenía covid-19, pero era asintomática.

"Luego me enteré que la mayoría había fallecido por covid. A mí aquello me pareció indignante, por la falta de comunicación, porque no los trasladaron a los hospitales y porque murieron como chinches en las habitaciones, solos y encerrados. No había personal suficiente y no medicalizaron las residencias", señala Martín.

Muestra su confianza en que la Fiscalía consiga que "salga la verdad y que paguen los que tengan que pagar por todas esas muertes tan espantosas y por la mentira de que iban a medicalizar las residencias. ¿Cómo es posible esta deshumanización? ¿Cómo pudieron dejar morir a los ancianos?" EFE

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