Madrid, 16 ene (EFE).- Tres donantes dieron una segunda oportunidad a Natalia, Carlos y Martina, que recibieron un trozo de hígado, un riñón y un corazón, gracias a los cuales una ya puede seguir su vida normal e ir a la universidad, otro se ha hecho cuatro viajes a Menorca y la última puede pasar un constipado en "casita tranquilita".
Los tres jovencísimos trasplantados que han intervenido este jueves en la presentación del balance de actividad de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) han querido agradecer al 80 % de familias que optan, en un momento tan duro, por donar los órganos de sus seres queridos para brindar una segunda oportunidad a miles de personas.
A los que se lo piensan, Carlos, que hace año y medio recibió un segundo riñón tras haber rechazado uno de su madre, les ha animado diciéndoles que "merece la pena". "Al final, un gesto desinteresado a los pacientes que estamos esperando en una lista de espera nos cambias la vida".
Catorce intervenciones y largas sesiones de diálisis después, Carlos luce desde hace seis meses un nuevo riñón con el que ha podido ya visitar hasta cuatro veces a una amiga de Menorca.
A Natalia le pusieron un trozo de hígado de su madre con solo 22 meses. De niña no lo contaba, no porque le diera vergüenza, sino porque "no quería ser el centro de atención" y hoy, como el trasplante ya no es algo que" marque" su vida, tampoco es que lo comente mucho.
Lo que más valora la joven es que se hayan alargado los tiempos entre consulta, que primero eran una vez a la semana, después una vez al mes, luego pasaron a ser cada dos y hoy ya son semestrales. "Ahora sigo con mi vida normal, voy a la universidad y solo paro una hora para irme a consulta".
Pero echa en falta que la donación de órganos esté más "en el día a día" porque cree que si hubiera más campañas informativas, habría más personas dispuestas a entregar sus órganos. "Hay gente sana con una vida maravillosa que no sabe que puede donar y dar vida a otras personas", resume.
Martina hace año y medio que enfermó por una cardiopatía dilatada, lo que le obligó a ser trasplantada con un nuevo corazón hace solo tres meses. "Llevo dos sin ir a urgencias y es una tranquilidad" saber que un constipado lo puede pasar "en casita tranquilita".
Desde el principio tuvo todo el apoyo de sus amigos, que se entregaron a ayudarla y la llevaban incluso cuando estaba en silla de ruedas. "Ahora quieren hacerse donantes de órganos". De momento, han empezado donando sangre. EFE