Javier Picazo Feliú.
Madrid, 14 ene (EFE).- La escalada cautiva a toda una generación de jóvenes en España. En los cerca de 370 rocódromos repartidos por el país se forja y profesionaliza a futuros campeones que ya lideran competiciones internacionales y están llamados a cosechar los mayores éxitos deportivos.
Los cerca de 3000 clubes federados de España cuentan con cada vez más socios menores de 25 años entre sus filas, sobre todo en las grandes ciudades donde los centros de escalada sirven, no solo como actividad de deporte y entretenimiento, sino como una opción de mejora y entrenamiento para profesionales.
Así, en centros con escuela como Arkose, un gigante francés recién aterrizado en España, los chavales representan el 25% de los abonados, mientras que otras como Sharma, presente en Madrid y Cataluña, contaron en 2024 con cerca de 800 alumnos de menos de 18 años y una tasa de ocupación del 93%.
La apuesta de Sputnik Climbing por las jóvenes promesas va mucho más allá. En 2021 tenían 37.568 socios menores de 25 años y en 2024 aumentaron hasta los 181.568, casi 5 veces más en apenas 3 años repartidos en sus cinco centros en Madrid y País Vasco.
Ante esta demanda, pusieron en marcha una iniciativa pionera en España, profesionalizar un deporte aún en una primera etapa de desarrollo y muy poco apoyo.
Su programa Sputnik Investigación se centra en detectar talento y crear un equipo de deportistas de alto rendimiento con contratos profesionales y un completo equipo técnico a su alcance: Fisioterapeutas, psicólogos, entrenadores o nutricionistas.
En ese grupo de élite, algunos ya son grandes referencias mundiales de la escalada en roca, como el madrileño Jorge Díaz-Rullo, entre los seis mejores del mundo, o la vasca Ainhize Belar, que ha roto todos los récords con apenas 18 años.
David Bermúdez, con tan solo 15 años ya ha logrado captar todos los focos tras superar varias rutas de máxima dificultad, y los campeones Iziar Martínez ‘Ichi’ y Guillermo Peinado, luchan por hacerse un hueco en la alta competición con tan solo 19 años.
El sueño olímpico de ‘Ichi’ y ‘Guille’
“Para cualquier deportista los Juegos Olímpicos son un sueño”, coinciden en una entrevista con EFE ambos escaladores, que arrancaron con apenas 11 y 12 años y ya se han alzado con los campeonatos de España y Europa, entre otros premios destacados. Un sueño que sigue la estela de éxitos como el oro de Alberto Ginés en Tokio 2020.
Ambos se iniciaron en rocódromos con apenas 11 y 12 años, en el caso de Guillermo todo arrancó con un cumpleaños de un amigo: “Me gustó muchísimo y me apunté a clases”, destaca.
La escalada es un deporte que llega generalmente por el interés de los padres o por probar en un rocódromo de ciudad pero casi siempre acaba enganchando: “La escalada mola mucho porque consiste en superarse a uno mismo. Estar con amigos e intentar sacar lo máximo de ti”.
A pesar de dedicarse ahora profesionalmente a la escalada, ninguno abandona sus estudios. Ichi estudia INEF y Guillermo un grado superior de informática: “Voy a seguir estudiando todo lo que pueda, para luego poder centrarme solo en la escalada, pero siempre teniendo una segunda opción”, asegura el madrileño, que entrena unas 5 horas de media al día.
La idea es siempre tener otra opción: “Supongo que es difícil ser padre y ver que tu hijo va mejorando y un deporte se le da bien, pero hay que tener cuidado, el día de mañana hay que vivir de algo por si pasa cualquier cosa. Te puedes lesionar, la vida da muchas vueltas”, afirma.
Ichi, por su parte, viene de una familia aficionada a la escalada y es consciente de la importancia de centrarse: “Sigo en crecimiento. Estoy muy orgullosa de todos los éxitos porque me he divertido con ello y sigo aprendiendo. No me cuesta estudiar porque me gusta, es importante no dejarlo porque somos pequeños. Todavía nos queda camino”, destaca la vallisoletana.
Valora, además, de la importancia de la salud mental: “Es súper importante. Si no estás mentalmente al cien por cien, la salud física deja de funcionar. Tengo un psicólogo que me ayuda constantemente. Soy una persona que se compara mucho, eso hay que trabajarlo un montón”.
Ahora, lesionada en un hombro, trabaja bastante esta parcela: “He tenido momentos de presión muy duros. Sabes que vas por detrás”, detalla.
Destaca también los peligros de las redes sociales: “Es algo que no es real. Yo pongo la versión de mí que quiero que vean, hay que saber diferenciar eso”.
Un riesgo que también destaca Guillermo, que tiene desinstaladas las principales aplicaciones de redes en su móvil: “Hay que tener mucho cuidado. Aunque yo voy a lo mío, soy una persona que tiene la cabeza fría. No me ha cambiado la vida”.
Vivir en la roca
El pasado año estuvo marcado en escalada ‘outdoor’ (en la roca) por la gran hazaña de la vizcaína Ainhize Belar, la primera española en alcanzar una ruta de la extrema dificultad 9a+,un hito al alcance de muy pocos.
Con 18 años, estudia dietética y nutrición pero su vida está en la montaña: “Nunca creí que podría llegar a ese nivel. He ido poco a poco. Estoy muy contenta, es el fruto de todo el trabajo y el esfuerzo que hay detrás, tanto física como psicológicamente. Ha sido muy duro. El éxito para mí es superarse a uno mismo”, asegura.
Todos ellos comparten un miedo, lesionarse, algo imprescindible para mejorar y seguir adelante pero que puede marcar sus carreras. “Mi mayor miedo es no poder seguir haciendo lo que me gusta”, afirma.
A su lado, entrena David Bermúdez, un prodigio de 15 años que compagina sus estudios de primero de bachillerato con la escalada profesional. El talento madrileño ha mamado desde pequeño este deporte y ya ha logrado subir las rutas más exigentes, con grado 9a.
“Es una forma de vida, es parte de mí. Mis padres son montañeros escaladores, así que mi afición viene de ellos”, desvela.
Compagina el cole con los entrenamientos: “Me centro en lo que hay que centrarse. Es duro, si te organizas bien se puede hacer. Me reparto el tiempo con un pequeño horario porque si no me despisto y el tiempo lo tengo justo”.
Empezó jugando al fútbol, como la mayor parte de sus compañeros de clase: “Me gustaba. Era un apasionado también, pero un día probé en serio esto de la escalada y desde entonces me decanté totalmente. Es un deporte que aún no era muy conocido”. EFE
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