Madrid, 9 nov (EFE).- El buque oceanográfico "Ramón Margalef" del Instituto Español de Oceanografía se encuentra ya en aguas de Valencia y esta tarde empezará a realizar labores científicas y técnicas y de apoyo en la gestión de la emergencia y la recuperación de las zonas afectadas por la dana en el litoral mediterráneo.
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha visitado el barco en el puerto de Valencia y se ha reunido con los responsables del mismo antes de que zarpe y empiece a realizar las labores científicas que tiene encomendadas para apoyar en esta emergencia.
"Se suma a las labores de búsqueda en el mar en coordinación con el resto de efectivos, aportando todas sus capacidades científicas y técnicas", ha escrito la ministra de Ciencia en su cuenta de la red social X, y ha incidido en que se están poniendo todos los medios necesarios, también la ciencia pública, "con nuestros/as investigadores/as del CSIC en esta emergencia".
El buque realizará a partir de hoy una cartografía de precisión de los fondos marinos de las costas valencianas y hará un inventario de todas las "anomalías" u objetos de origen antrópico (generados por el hombre) que hay en la zona, además de un minucioso estudio del impacto que la devastadora dana ha podido tener sobre el medio marino.
Disponer de esa cartografía y de una precisa batimetría de las profundidades y del relieve del mar y las corrientes es imprescindible y fundamental para acometer después cualquier otro tipo de tareas en la zona, han destacado los científicos del Instituto Español de Oceanografía.
El buque está equipado con tecnología de última generación y numerosos instrumentos, entre ellos una ecosonda que permite obtener imágenes detalladas del fondo marino y un robot submarino (el "Liropus 2000") con brazos articulados y cámaras de alta resolución que pueden contribuir a tareas de búsqueda y rescate en alta mar.
Además de su capacidad para cartografiar el fondo marino, el buque, que fue botado en 2011 y tiene 47 metros de eslora, está equipado para poder operar vehículos submarinos no tripulados (ROV), unos robots que pueden ser desplegados para explorar zonas de difícil acceso, para recolectar muestras y para realizar observaciones directas del fondo marino.
Este "ROV" está equipado con dos cámaras, una de vídeo y otra "acústica" que no tiene tanto alcance pero consigue una mayor precisión en aguas turbias, y los instrumentos del barco pueden diferenciar las "anomalías" y objetos en el en el mar "por diferencias de densidad" y son capaces por lo tanto de detectar cualquier objeto que tenga una densidad distinta a la del fondo del mar.
El barco lleva a bordo catorce tripulantes, entre ellos un técnico informático y uno electrónico- y once científicos o técnicos de investigación, y el buque tiene una autonomía para trabajar entre 12 y 15 días antes de regresar a la base y un equipamiento que le permite escudriñar los mares en un rango de profundidades que oscila entre los 15 y los 6.000 metros. EFE
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