Cierran diez bares y restaurantes tras el suicidio de una pareja de propietarios en El Port de la Selva, Girona

La comunidad de El Port de la Selva (Alt Empordà) está en shock. El cierre de una decena de bares y restaurantes ha sacudido a esta pequeña localidad de la Costa Brava, tras conocerse la tragedia de una pareja de empresarios que se quitó la vida con pocas semanas de diferencia.

El suceso dejó a más de un centenar de empleados sin trabajo en pleno mes de agosto, cuando el municipio multiplica por diez su población gracias al turismo.

“El cierre de todos estos establecimientos ha sido duro, especialmente por las trágicas circunstancias que les han rodeado”, reconoció Roger Pinart, segundo teniente de alcalde y edil de Hacienda y Seguridad.

La cadena de sucesos se inició el 16 de junio, cuando la esposa del empresario José Andrés Bel, conocido en el pueblo como “Pepito”, se suicidó. Poco después, el 29 de julio, Bel intentó también acabar con su vida. Fue trasladado al Hospital Trueta de Girona, donde falleció finalmente el 20 de agosto.

“La conmoción se extendió rápidamente entre los vecinos y los inversores, muchos de los cuales habían depositado su confianza y recursos en los negocios gestionados por la pareja”, explicó Pinart.

Durante décadas, Bel y su esposa habían regentado algunos de los locales más conocidos del municipio, como el Cafè de la Marina (escenario de la obra homónima de Josep Maria de Segarra) y la Ca la Maria.

La pareja llegó a controlar el 20% de la oferta gastronómica local, con establecimientos también en Llançà y Selva de Mar. “Gestionaban negocios tan emblemáticos como el Cafè de la Marina o Ca la Maria”, subrayó el edil.

El modelo de Bel se caracterizaba por su agresividad en los alquileres. “Se reventaron precios. Si los alquileres estaban en 2.000 o 3.000 euros, él los doblaba; para ganar el concurso de los chiringuitos municipales; si lo normal era ofrecer 12.000 euros, él pasaba de los 40.000″, según fuentes cercanas al caso.

Esta política atrajo a muchos propietarios satisfechos por los ingresos, pero también generó desconfianza entre inversores, que hace dos años empezaron a retirarse.

El fallecimiento del empresario precipitó el cierre de los locales el 25 de agosto, todavía en temporada alta. “Los establecimientos daban empleo a una decena de trabajadores fijos, pero en temporada alta la plantilla llegaba al centenar de personas”, señaló Pinart.

La incertidumbre se apoderó de empleados (muchos vecinos del pueblo) y de los propietarios de los locales, que ahora buscan alternativas para reactivar la actividad.

Tras la muerte de Bel, la sociedad Corball del Port, que gestionaba los restaurantes, pasó a estar controlada en un 51% por TQ-MR Family II SL, una empresa de Girona dedicada a la compraventa y explotación de inmuebles.

“Ahora hay un nuevo socio que tiene el 51% de la sociedad y que ha avanzado que está trabajando para reabrir los locales lo antes posible”, explicó Pinart. Según el edil, las primeras conversaciones indican que “el nuevo propietario estaría dispuesto a reabrir algunos de los negocios. Esto nos tranquiliza un poco”.

La principal preocupación del Ayuntamiento sigue siendo el futuro de los empleados y la recuperación de la actividad turística. “Como Ayuntamiento nos estamos centrando en obtener información para saber cómo acabarán estos establecimientos y qué pasará con sus trabajadores, y creemos que será un proceso relativamente rápido”, aseguró Pinart.

Mientras tanto, la imagen de los locales cerrados en la fachada marítima ha generado inquietud sobre el posible impacto en el turismo del Port de la Selva.

En medio de la conmoción, Pinart ha pedido evitar rumores y especulaciones sobre las muertes: “Los Mossos d´Esquadra no tienen abierta ninguna investigación”, recordó.

En los últimos días, varios camiones han comenzado a retirar mobiliario y material de los locales cerrados, mientras el municipio espera que la situación se resuelva antes de la próxima temporada turística.