Ni limón ni vinagre: este es el truco de los profesionales para quitar la cal de los grifos

Limpiar la cal de los grifos es, a menudo, no solo una cuestión de estética sino, sobre todo, de salubridad. Y es que, en contra de lo que pueden llegar a creer un buen número de personas, sí es posible eliminarla de los hogares. Aunque esto es algo común e inevitable, existe un truco que ponen en práctica los profesionales y que destaca por ser sencillo y no requerir el uso de químicos.

La presencia de agua dura, caracterizada por su alta concentración de minerales como calcio y magnesio, favorece la acumulación de residuos blanquecinos sobre los grifos. Estos depósitos, además de afectar la apariencia y provocar un aspecto descuidado, contribuyen a la obstrucción de tuberías y a la disminución del caudal, comprometiendo el correcto funcionamiento del sistema de fontanería.

Frente a la formación de sarro en los grifos, los profesionales prefieren métodos que no recurren al vinagre o al limón, ya que estos pueden resultar corrosivos para ciertos acabados metálicos. La técnica habitual consiste en utilizar agua caliente —sin alcanzar el punto de ebullición— en la que se disuelve jabón de Marsella. Con una esponja empapada en esta mezcla, se frota con delicadeza la superficie afectada, se deja reposar unos minutos y, posteriormente, se aclara con agua limpia.

El proceso es sencillo, ecológico y eficaz: elimina la cal sin alterar el brillo ni dañar el cromado del grifo, a la vez que resulta seguro tanto para el usuario como para el medioambiente. Además, el jabón de Marsella tiene propiedades hipoalergénicas y no contiene fosfatos ni aditivos químicos, lo que lo convierte en una alternativa recomendable para hogares con niños o personas alérgicas.

Cuando los residuos de cal se resisten a los métodos habituales, un cepillo de dientes viejo se convierte en una herramienta efectiva para eliminar los depósitos en las áreas de difícil acceso de los grifos. Para mantener estos dispositivos libres de sarro a largo plazo, los expertos recomiendan secar la superficie con un paño limpio y seco tras cada uso, ya que así se impide que la humedad propicie la aparición de nuevas manchas.

Realizar este sencillo gesto tras lavarse las manos o fregar los platos ayuda no solo a conservar el brillo y la limpieza del metal, sino también a prolongar la vida útil de grifos y accesorios.

Como parte de una rutina de mantenimiento, conviene revisar periódicamente los aireadores y filtros de los grifos, desmontarlos si es necesario y limpiarlos con la misma solución jabonosa para evitar obstrucciones y asegurar un caudal adecuado.

La instalación de un descalcificador es una medida efectiva para combatir la dureza del agua desde el origen, evitando que los minerales se depositen en tuberías y grifería. Aunque el coste inicial de estos sistemas puede resultar elevado, a largo plazo contribuyen a reducir el gasto en productos de limpieza y prolongan la vida útil de los equipos domésticos.

Conocer el comportamiento de la cal y seleccionar los métodos de limpieza menos agresivos favorece el rendimiento y la conservación de los accesorios de fontanería. El mantenimiento regular, junto con soluciones ecológicas como el jabón de Marsella y el secado diario de los grifos, permite mantener el brillo y funcionamiento óptimo sin recurrir a productos dañinos para el medioambiente.

Incorporar estas estrategias no solo beneficia la salud de las instalaciones del hogar, sino que también fomenta un uso responsable del agua y los recursos, aportando así a la sostenibilidad y al bienestar colectivo.