Un conductor borracho atropella y mata a una joven que intentaba salvar a un conejo al borde de la carretera: no irá a la cárcel por 4 décimas en el test de alcoholemia

En la madrugada del 29 de marzo, la historia de Noemi, una joven de veinte años, quedó marcada por un suceso inesperado que ha conmocionado a la localidad italiana de Fenegrò, en la provincia de Como. Esa noche, una carretera bien iluminada fue el escenario de un accidente fatal que terminó con su vida.

De acuerdo con Corriere Della Sera, tuvo lugar sobre las dos de la madrugada. Noemi, junto a su novio, detuvo el coche y encendió las luces de emergencia para atender a un conejo que encontraron herido en mitad de la carretera. Ambos intentaban ponerse en contacto con veterinarios por teléfono, tratando de salvar al animal. La escena, según fuentes próximas, se desarrolló bajo una farola que iluminaba el asfalto. Mientras tanto, la pareja no prestaba atención a un vehículo que, a lo lejos, se aproximaba a gran velocidad.

El coche, conducido por Vincenzo Crudo, de 33 años y vecino de Fenegrò, circulaba por el tramo recto de la vía sin apenas reducir velocidad. La reacción del novio de Noemi fue rápida: agarró a la joven e intentó apartarla, pero las circunstancias impidieron evitar el choque. El impacto fue directo, y Noemi salió despedida varios metros, en una imagen registrada por una cámara cuya grabación analizaría después la familia. Su hermana Alyssa relataría que “en el vídeo puede verse el vuelo y hasta la mirada” de Noemi en ese momento. En apenas milésimas de segundo, el cuerpo de la joven sufrió lesiones que resultaron mortales de forma instantánea. La autopsia determinó que Noemi falleció en el acto por fractura cervical. El conductor no se detuvo tras el accidente. La matrícula del coche quedó en el suelo junto al parachoques deformado. Crudo huyó del lugar, tomó una rotonda en sentido contrario y abandonó el coche en unos campos antes de regresar a casa.

Las autoridades despertaron a Crudo pasadas las cuatro de la madrugada. Se le realizaron dos pruebas de alcoholemia, con resultados de 1,46, ligeramente por debajo del umbral de 1,50 considerado agravante. En su declaración a los carabineros, aseguró que no había salido esa noche en coche y que su vehículo había sido robado. También afirmó desconocer cualquier información sobre Noemi. Más tarde, añadió que una pareja de amigos le llevó a casa después de una noche en un local, y que había bebido mucho. “Bebió mucho”, confirmaron sus conocidos a los investigadores. Al no encontrar su teléfono móvil al llegar a casa, Crudo salió nuevamente en busca de él, tomó el coche pese a no tener carné (lo tenía caducado), con una pierna escayolada y el alcohol todavía en sangre. Tres meses después del accidente, el 19 de junio, Crudo confesó: “Fui yo quien atropelló a Noemi”. El juez dictó después prisión domiciliaria para el acusado, una medida que ha generado indignación entre los allegados de la víctima.

El desarrollo judicial del caso se vio condicionado por el resultado del test de alcoholemia. La legislación italiana recoge que un nivel de alcohol superior a 1,50 implica penas de cárcel superiores a 7 años y sin posibilidad de sustitución por servicios sociales, mientras que valores inferiores, junto con un procedimiento abreviado, permiten condenas por debajo de 4 años con alternativa de trabajos en beneficio de la comunidad. El abogado de la familia, Edoardo Mastice, presentó un informe pericial en el que sostenía que “el nivel de alcohol en sangre, en el momento del impacto, era de 1,80”, lo que incrementaría sustancialmente la pena. “Estamos esperando a que la fiscalía complete la investigación con los resultados de nuestros peritos”, señaló Mastice. Para la familia de Noemi, la posibilidad de una reducción de condena es difícil de aceptar.