Soria resiste al fuego desde hace dos décadas: su método de gestión comunal de los bosques es clave para prevenir incendios forestales

Los vecinos de esta provincia asumen la responsabilidad de gestionar y cuidar el monte mediante un sistema llamado “suerte de Pinos” que se remonta a la Edad Media, si bien el modelo también se enfrenta a retos como la despoblación

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Recolección en los montes de
Recolección en los montes de Soria. (Europa Press)

En los últimos 20 días, los incendios forestales han devastado miles de hectáreas en Castilla y León, con especial impacto en las provincias de León y Zamora, y es que aunque la climatología ha dado un alivio, este domingo aún permanecen activos 10 fuegos en situación operativa 2 que requieren el apoyo de medios estatales en esta región, según los últimos datos facilitados por el Comité Estatal de Coordinación (CECOD) contra los incendios.

El fuego ha puesto en jaque a numerosas localidades, obligando a evacuar a miles de personas y causando importantes pérdidas de biodiversidad y recursos forestales, además de provocar la muerte de un bomberos y dos voluntarios que trataban de sofocar las llamas. El intenso calor y la acumulación de vegetación seca han generado, sin duda, un escenario propicio para la aparición y expansión de grandes incendios en Castilla y León, pero según expertos como Francisco Martín Azcárate, profesor del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, el “abandono rural” ha intensificado el problema. La desaparición de la ganadería extensiva y de prácticas tradicionales orientadas al cuidado del monte, explicó en una reciente entrevista con Infobae España, han incrementado la cantidad de material vegetal disponible para arder, lo que dificulta el control de los fuegos y aumenta su potencial destructivo.

Pero en Castilla y León, sin embargo, hay una provincia que destaca como una excepción en este panorama, y es Soria, un territorio que en las últimas dos décadas ha logrado salvarse de estos grandes incendios forestales, pese a contar con una amplia superficie forestal, que supera las 600.000 hectáreas, de las cuales cerca de 500.000 corresponden a bosques. Desde el Colegio de Ingeniería de Montes subrayan que este resultado no responde al azar, sino a una gestión forestal activa y sostenible, centrada en el aprovechamiento regulado y constante de los recursos del monte, ya que se prioriza la limpieza de matorral, la tala y retirada planificada de madera.

Parque Natural del Cañón del
Parque Natural del Cañón del río Lobos, en Soria (Adobe Stock).

El sistema “Suerte de Pinos”

La clave, explica este colegio, es un modelo ancestral de gestión comunal llamado ”Suerte de Pinos" que se remonta a la Edad Media y que se realiza “de forma coordinada con instituciones locales, se apoya en infraestructura preventiva y contempla una vigilancia permanente” para proteger el monte y garantizar su sostenibilidad.

Se trata de un sistema tradicional en el que los recursos forestales comunales, como la madera, se reparten entre los vecinos por medio de lotes o suertes y para participar los beneficiarios deben demostrar un vínculo o permanencia con la comunidad y cumplir ciertas normas, dependiendo de la localidad. Los vecinos asumen así la responsabilidad de gestionar y cuidar el monte, lo que ha permitido garantizar la conservación de estos bosques a lo largo del tiempo.

Este sistema que ha logrado reducir la biomasa susceptible de arder y ha favorecido un paisaje forestal más resistente frente a los incendios afronta, no obstante, otros retos en la actualidad, como son el envejecimiento y la despoblación rural, que dificultan el relevo generacional y la continuidad de las prácticas tradicionales de gestión.

Temperaturas más bajas

La clave del éxito de la provincia de Soria también está relacionada con su clima, pues, por un lado, en este territorio suele haber temperaturas más bajas que en buena parte de España, debido sobre todo a su posición altitudinal, por lo que las máximas no suelen ser muy altas. Por otro lado, tampoco la vegetación que crece en la provincia es comparable a la de otras zonas del país, pues es especialmente en el oeste y noroeste donde hay más humedad y más vegetación y, por tanto, un mayor riesgo de incendios.

Drones de la Guardia Civil contra los incendios (Guardia Civil)

El último gran incendio en la provincia de Soria se produjo en el año 2000, en la comarca del río Izana, y quemó cerca de 2.500 hectáreas, según datos de la fundación Cesefor (Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León). Desde entonces, con excepción de un fuego que en julio de 2015 arrasó casi 600 hectáreas, prácticamente ha estado libre de llamas.