Un ingeniero forestal critica la gestión de los montes mientras la UME advierte que “no dan abasto”: “Es una pena”

Además, el experto forestal denuncia la precariedad laboral de los servicios de extinción

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Un ingeniero forestal critica la
Un ingeniero forestal critica la gestión de los montes mientras la UME advierte que “no dan abasto”. (Rober Solsona/Europa Press)

Incendios ha habido muchos, hay y va a haber siempre. La cuestión es: ¿Queremos que sean virulentos o controlables?”. Con esta pregunta, el ingeniero forestal y evaluador independiente Celso Coco resume la magnitud de la tragedia que asola al noroeste de España.

El incendio iniciado en Molezuelas de la Carballeda (Zamora) ha devastado ya 36.576 hectáreas (gran parte de cereal y rastrojo) y podría convertirse en el de mayor extensión jamás registrado en el país, según datos del sistema satelital europeo Copernicus.

El fuego, avivado por las rachas de viento cambiantes, se ha extendido a la provincia de León, obligando a evacuar a 7.859 personas de 34 localidades, según la Subdelegación del Gobierno, y ya se ha cobrado una víctima. La cifra podría aumentar a medida que el incendio continúe fuera de control.

“Se está quemando todo el pueblo”

La situación es crítica en municipios como Palacios de Jamuz. Un miembro de la Unidad Militar de Emergencias (UME), visiblemente afectado, ha grabado la escena que se vive allí: “Estamos solo 20 tíos, con dos camiones, que no damos abasto. Es una pena, la verdad. Una pena”.

El militar ha relatado cómo las llamas devoraban las casas del pueblo, y rápidamente se ha hecho viral en redes sociales: “Esto son casas de adobe viejas. Las estamos dejando quemar. Hemos salvado esta casa que todavía vive gente, pero todo para ahí abajo está quemado”.

Pese haber resultado herido tras haber caído de un tejado, el miembro de la UME ha seguido protegiendo y salvando viviendas: “Estoy un poco cojo, pero salvé una casa, así que por lo menos...”

Palacios de Jamuz, el pueblo arrasado por las llamas. (X/@Robercc41)

“Los servicios de extinción son muy buenos, pero la gestión forestal es muy mala”

Para Celso Coco, la raíz del problema va más allá del operativo actual: “Hay que gestionar racionalmente el terreno y evaluar de forma individualizada cada zona. En general, tenemos unos servicios de extinción muy buenos, pero la gestión forestal es muy mala”.

Además, el experto denuncia la precariedad laboral de quienes luchan contra el fuego: “Hace falta que el personal tenga continuidad y esté bien remunerado. Muchos son mileuristas con trabajos temporales. Se necesitan muchos más medios en superficie de los que tenemos”, señala en Leonoticias.

Despoblación e intencionalidad: el cóctel que agrava la catástrofe

Celso Coco advierte de que el abandono en el campo y la pérdida de actividad agraria incrementan la virulencia de los incendios: “Sin cultivos y aprovechamiento del monte, desaparece el paisaje mosaico que ayuda a frenar el fuego. Así, los incendios son más virulentos y difíciles de controlar”.

Según sus datos, compartidos a través de su página divulgativa sobre superficie forestal e incendios y su perfil de X “eforestal”, en Castilla y León un 57% de los incendios de la última década fueron provocados, y en los catorce activos en León, casi un 79% podrían tener origen intencionado.

Factores naturales y riesgo de reactivación

El experto recuerda que algunos incendios pueden originarse por causas naturales, como los rayos latentes: “Un rayo puede impactar en un árbol y arder por dentro. El humo o fuego puede no salir al exterior hasta horas o días después”.

También alerta del riesgo en zonas previamente afectadas por incendios: “Si no se limpia y vigila, la vegetación vuelve a cubrir el terreno y se convierte en combustible que permite que el fuego avance con rapidez y fuerza”.

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Relieve y clima: las condiciones perfectas para el desastre

La topografía de la zona ha jugado un papel clave en la expansión del incendio: “Lo habitual es que el fuego suba por las laderas y que lo haga muy rápido si el viento sopla en la misma dirección. Con el viento fuerte, incluso puede bajar hacia el valle”.

El balance provisional refleja la magnitud del desastre: casi 38.000 hectáreas arrasadas, un voluntario muerto en León y un operativo exhausto que lucha contra un fuego que sigue sin control.