La particular ‘regla’ por la que princesa Ana no celebrará su cumpleaños hasta 2030

La hermana de Carlos III cumple 75 años este viernes 15 de agosto, pero se mantendrá fiel a su propia norma y romperá las tradiciones de la familia real

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La princesa Ana, en una
La princesa Ana, en una fotografía de archivo. (Reuters/Paul Childs)

La princesa Ana cumple 75 años este viernes 15 de agosto, pero, fiel a su costumbre reservada, la fecha transcurrirá sin grandes celebraciones en el calendario de la familia real británica. La única hija de la reina Isabel II mantiene una estricta norma personal poco común por la que solo celebra su cumpleaños una vez cada década.

Esta regla, revelada por la experta en realeza Roya Nikkhah en el pódcast The Royals with Roya and Kate, forma parte de una visión austera que la princesa aplica a sus cumpleaños. Según Nikkhah, Ana ha dejado claro a su entorno que únicamente organiza celebraciones para los hitos que considera realmente significativos. “La política de Ana es: ‘Haré cosas para mis cumpleaños que tengan un cero, pero no haré nada para los que tengan un cinco’”, explica la especialista. En los días previos a su 75º aniversario, Ana incluso canceló reuniones para evitar conversaciones sobre posibles festejos, reforzando así su preferencia por la sobriedad.

El precedente más cercano de esta política se remonta a 2020, cuando la princesa cumplió 70 años. En esa ocasión, la pandemia de Covid-19 obligó a cancelar la fiesta que la reina Isabel II tenía planeada en Buckingham Palace. En lugar de una gran reunión, Ana optó por un viaje de navegación junto a su esposo, el vicealmirante Sir Timothy Laurence, por la costa oeste de Escocia. A pesar de las restricciones sanitarias, la reina organizó un almuerzo privado en Frogmore House, al que solo asistieron Ana y el personal mínimo de la residencia, sin la presencia de otros miembros de la familia real.

El próximo aniversario que la princesa considera digno de celebración será su 80º cumpleaños, previsto para 2030. Según Nikkhah, Ana ya ha comunicado a su equipo que planea reducir su actividad oficial a partir de esa edad y retirarse por completo a los 90 años, siguiendo el ejemplo de su padre, el príncipe Felipe, quien se apartó de la vida pública a los 96 años. Esta planificación refleja el carácter metódico y reservado que ha definido la trayectoria de la princesa.

Crianza poco convencional

La discreción de Ana no solo se manifiesta en sus celebraciones personales. Desde el nacimiento de sus hijos, Peter y Zara, la princesa tomó la decisión poco convencional de no otorgarles títulos nobiliarios. El biógrafo Brian Hoey señala que Ana consideraba que, en la actualidad, un título podría ser más un obstáculo que una ventaja para sus hijos. Aunque la reina Isabel II aceptó a regañadientes la petición de su hija, experimentó cierta decepción al no poder conceder un título a su primer nieto, según la biógrafa Ingrid Seward. A pesar de ello, la monarca respetó la voluntad de Ana.

Tras el nacimiento de Peter en 1977, la princesa Ana reanudó rápidamente sus compromisos oficiales, lo que llevó a que su hijo fuera criado principalmente por una niñera. Tanto Peter como Zara asistieron a Gordonstoun, el mismo internado escocés al que acudieron su abuelo Felipe y sus tíos. Hoey describe la infancia de Peter como “no exactamente la de un común y corriente”, subrayando que, aunque sin título, los hijos de Ana crecieron con muchas de las costumbres propias de la realeza.

La llegada de Zara en 1981 supuso otra ruptura con la tradición, ya que Ana eligió para su hija un nombre poco habitual en la familia real. En este caso, la princesa se implicó de manera más directa en la crianza, manteniendo a Zara cerca durante su infancia. Si bien el debate sobre si Ana logró darles una vida “normal” a sus hijos sigue abierto, lo cierto es que ambos han desarrollado carreras exitosas fuera del entorno real.

Peter Phillips, desde el año 2000, trabajó en la Fórmula 1 para Jaguar y Williams, y más tarde en el Royal Bank of Scotland, antes de desempeñarse en diversos cargos del sector privado. Por su parte, Zara Phillips ha destacado en la equitación, llegando a representar al Reino Unido en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde obtuvo una medalla de plata en la prueba de concurso completo por equipos. Este logro marcó el regreso de Gran Bretaña al podio en esa disciplina desde 1972, cuando su padre, el capitán Mark Phillips, ganó el oro.

En el ámbito institucional, la princesa Ana se ha consolidado como la integrante más activa de la familia real. El año pasado asumió 474 compromisos oficiales y, a lo largo de su vida adulta, ha superado los 20.000 actos públicos. Además, ejerce como patrona de más de 300 organizaciones, entre ellas el Carers Trust y Save The Children, con la que comenzó su labor filantrópica a los 20 años. Su dedicación y ritmo de trabajo la han convertido en una figura central dentro de la monarquía británica, sin señales de disminuir su actividad en el corto plazo.