Una madre deja el teléfono en silencio durante la noche y al despertarse descubre algo que “casi le para el corazón”: llamadas perdidas de su hijo de 18 años

El historial de su móvil la llevó a pensar en lo peor, pero la verdad la sorprendió por completo

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Una madre deja el teléfono
Una madre deja el teléfono en silencio durante la noche y al despertarse descubre algo que “casi le para el corazón” (@ironmanmamma/TikTok)

Meredith Thornton, madre de siete hijos adultos, lleva años dejando su teléfono encendido por las noches. Es una costumbre que adquirió desde que su hijo mayor comenzó a conducir. Para ella, estar localizable a cualquier hora es una parte más de ser madre, incluso ahora que sus hijos ya son mayores de edad.

“Me da miedo pensar que puedan estar conduciendo solos por la noche y que no puedan comunicarse conmigo si pasa algo”, comenta en un vídeo en sus redes sociales. A lo largo de los años, su disponibilidad ha sido clave en varias situaciones críticas. Aquella noche, dejó su teléfono en modo silencio por error, lo que acabó generando un momento de pánico. Cuando despertó tras un sueño inusualmente profundo, revisó su móvil y lo que vio hizo que se le detuviera el corazón por un instante.

Un susto en medio de la rutina

Al abrir el teléfono, Meredith descubrió una serie de llamadas perdidas de su hijo menor, Van, de 18 años. El detalle que más la inquietó fue la hora: él sale del trabajo alrededor de las 11:30 p.m. y las llamadas ocurrieron pasada la medianoche. Todo coincidía con un escenario temido por cualquier madre: un accidente, un problema de salud, o incluso algo más grave.

“Mi mundo se detuvo. Mi corazón se detuvo”, relata, reviviendo el momento. La ansiedad la paralizó durante unos segundos, pero logró reunir valor para ir a buscar a su hijo. Al llegar a su habitación, se encontró con algo totalmente inesperado: Van estaba en casa, dormido y completamente ileso. Al notar la presencia preocupada de su madre, murmuró algo entre sueños y se dio la vuelta.

Confundida, Meredith revisó de nuevo su teléfono y notó que, además de las llamadas, también tenía un mensaje de texto de Van. En ese momento comprendió que lo que había ocurrido no tenía nada que ver con una emergencia médica, ni con un accidente de tráfico.

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De la angustia al alivio…

Al revisar el mensaje que su hijo le había enviado, Meredith descubrió por fin la razón detrás de las insistentes llamadas. Van necesitaba acceder a una cuenta en línea y, para eso, requería un código de verificación de Microsoft que había sido enviado al correo electrónico de su madre. La situación, que no representaba ninguna urgencia real, se trataba simplemente de un paso de seguridad para validar su identidad. Meredith se sintió aliviada, aunque no podía evitar pensar en cómo una solicitud tan simple había desencadenado semejante susto.

Meredith no supo si reír o llorar. La situación era tan absurda que terminó contándola en TikTok, en su cuenta @ironmanmamma. El video se volvió viral y tuvo casi medio millón de “me gusta” en pocos días.

“¡Once llamadas de mi hijo por un código de videojuego y yo ya pensaba que lo habían secuestrado!”, escribió una madre en los comentarios. “Yo estaba dando una conferencia frente a 300 personas, mi hijo llamó 11 veces. Corté todo y contesté. ¿Para qué? Para pedirme permiso para gastar 7 dólares en Roblox”, compartió otra. Muchas otras personas contaron experiencias similares: mensajes que solo dicen “MAMÁ...” sin explicación, llamadas a medianoche por contraseñas olvidadas o alarmas innecesarias por asuntos tecnológicos.

La brecha digital y los horarios cruzados

Meredith no se molestó con su hijo. De hecho, dice que el alivio fue tan grande que no quedó lugar para el enfado. “Él sí me escribió. El problema fue que no lo vi a tiempo. Pero al menos estaba bien”, reflexiona.

Los horarios, las prioridades y la percepción del peligro son muy diferentes entre generaciones. Lo que un joven puede resolver en minutos, para un adulto con experiencia puede tener implicaciones mucho más serias… sobre todo cuando hay silencio de por medio. “Los chicos de hoy están despiertos toda la noche”, dice Meredith. “Creo que se les olvida que algunos de nosotros todavía dormimos”.