Este es el motivo por el que no deberías ducharte mientras funciona la lavadora, según los fontaneros

Todo el mundo ha experimentado alguna vez la desagradable sorpresa de que el agua comience a caer fría (o incluso helada) mientras nos estamos duchando. Cuando es verano y las altas temperaturas se convierten en la tónica general un día sí y otro también, este cambio puede no resultar del todo molesto. Sin embargo, en pleno invierno o para aquellas personas que disfrutan de una ducha caliente incluso en la época estival, esto puede arruinar en parte su momento de relajación debajo del chorro de la ducha.

Esto puede ocurrir si otra persona de la misma casa ha activado un grifo o un electrodoméstico está utilizando el agua caliente, tal y como destaca el fontanero y especialista en HVAC (Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado) de Super Brothers. Sus palabras han sido recogidas por la organización lituana NVO Akseleratorius, que ofrece formación, mentorías y oportunidades de networking para fortalecer la capacidad organizativa y de impacto de ONG regionales del país.

En algunas viviendas, la lavadora y la ducha pueden utilizar la misma línea de tuberías, especialmente en aquellas cuya caldera sea de entre 110 y 150 litros, que, según destaca Atkins, se vacían rápidamente cuando se utilizan varios electrodomésticos al mismo tiempo.

Así, esto provoca que la presión del agua caiga, que la temperatura fluctúe y que la ducha funcione de manera desigual, especialmente si el calentador es demasiado pequeño o el sistema no regula la presión de forma adecuada.

Según destaca el fontanero experimentado, la factura de la electricidad podría notar esta fluctuación ocasionada por el uso del mismo calentador para dos fines distintos. Esto ocurre porque se intentará abastecer dos flujos a la vez, por lo que funcionará con menor eficiencia e incluso puede acortar su vida útil a largo plazo. En términos de ahorro energético, esta práctica será notable.

Es decir, cuando un calentador está forzado a calentar más agua de la que puede, trabaja más tiempo y consume más energía. Esto reduce su eficiencia y puede causar más desgaste, acortando su vida útil. Además, si el agua caliente se agota con frecuencia, muchos usuarios suben la temperatura general para compensar, lo que también incrementa el gasto energético.

Para evitar que esto ocurra y que la factura eléctrica se vea muy afectada por ello, Atkins aconseja algunos trucos que pueden tenerse en cuenta para que este mayor consumo de energía no suceda. Por ejemplo, cambiar la caldera por una más grande con la que el agua caliente no se agote con tanta rapidez o utilizar un calentador de agua de flujo continuo.

Además, Nick Hendricks, fontanero y director ejecutivo de Kingdom Plumbing, señala que podría instalarse un mezclador termostático o una válvula de equilibrio de presión en el cabezal de la ducha. Esto permitirá que la temperatura y la presión se mantengan.

Sin embargo, uno de los trucos más sencillos y que menos necesitan un desembolso para solucionar el problema es poner la lavadora después de la ducha y no a la vez. Así, el agua caliente se destinará únicamente a una vía y no se reducirá la eficiencia del calentador.