Amputan los dedos de los pies a un hombre porque los zapatos de su boda le quedaban pequeños: “Como si hubiera estado allí un carnicero”

Como resultado, este padre de cuatro hijos ha quedado incapaz de trabajar y sufre dolor constante

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Un hombre poniéndose los zapatos.
Un hombre poniéndose los zapatos. (Adobe Stock)

Aquellas personas que sueñan con casarse, imaginan el día de su boda como uno de los mejores de su vida en el que disfrutarán acompañadas junto a sus familiares y amigos. Probablemente, acabarán la jornada con algo de dolor de pies tras tantas horas de pie y algún que otro baile. Sin embargo, lo que seguro que no se les pasa por la cabeza es la posibilidad de acabar sin dedos (literalmente). Aunque suene a algo imposible, es la realidad de Martin Ralph, un británico de 61 años que se quedó sin estas extremidades tras darse el ‘sí, quiero’ con su mujer porque el calzado le apretaba mucho.

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Todo comenzó cuando se compró un par de zapatos ortopédicos para la ceremonia. Ralph no acudió a una tienda al uso, sino a un hospital donde se los hicieran a medida, ya que necesita calzado especial (más ancho de lo normal) debido a su diabetes. Un zapato apretado puede causar callos y afectar al suministro de sangre de los pies.

El inicio de una tragedia anunciada

Martin Ralph llevaba años utilizando botas ortopédicas, pero para su boda quería algo más estético, por eso, se decantó por hacerse unos zapatos más formales que combinaran con su traje. Para ello, acudió al Buckinghamshire Healthcare NHS Trust. Tras tomarle las medidas y entregarle los zapatos, el británico le comunicó a la enfermera que esos no eran de su talla y que le quedaban pequeños. “Volví tres veces, pero la mujer que me tomó las medidas me dijo que simplemente tenía que usarlos para que me quedaran más sueltos”, aseguró la víctima en una entrevista. Ese sería sólo el principio de una novela de miedo.

Llegó el gran día: el 27 de julio de 2019 Martin Ralph y su mujer, Melissa, se daban el ‘sí, quiero’. No obstante, a mitad de la jornada el hombre sentía que “le dolía mucho el pie”. “Terminé poniéndome mis zapatos de siempre. Fue un alivio quitármelos porque me apretaban muchísimo”, recuerda. No obstante, esas pocas horas con los zapatos tendrían graves consecuencias.

Lo que parecía un simple malestar inicial fue el comienzo de una serie de complicaciones médicas. Al cabo de unas semanas, Ralph empezó a notar una ampolla en el dedo gordo de su pie derecho, que rápidamente se agravó hasta convertirse en un absceso. La infección fue tan grave que, tras varios intentos de tratamiento, los médicos decidieron amputarle el dedo a la altura del nudillo.

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“Era como si hubiera estado allí un carnicero”

“En el hospital me dijeron que podría perder el dedo del pie o incluso la pierna. Me operaron para limpiar la herida, pero finalmente me informaron que el daño era demasiado extenso y tuvieron que amputarme el dedo. Cuando me quitaron la manta, vi el hueso expuesto. Fue como si hubiera estado allí un carnicero. Estaba completamente en shock”, relata la víctima.

Seis años después de su boda, a esta primera amputación le siguieron otras dos, todas en el mismo pie. Como resultado, este padre de cuatro hijos ha quedado incapaz de trabajar y sufre dolor constante. Martin Ralph ha decidido emprender acciones legales contra el Servicio Nacional de Salud de Buckinghamshire Healthcare por negligencia. Por su parte, el NHS ha pedido disculpas por el “incidente”, reconociendo que la atención brindada estuvo “por debajo de lo esperado”.

“La Fundación está comprometida en aplicar las lecciones aprendidas de este incidente para asegurar que ningún otro paciente sufra un resultado similar. En este sentido, estamos reforzando nuestros protocolos para evaluar y monitorear a los pacientes con riesgo de complicaciones en los pies, aseguró un portavoz del hospital.