Detectan en plantas una molécula del sistema inmune animal que potencia el desarrollo vegetal y podría revolucionar el crecimiento de cultivos: “Hizo que crecieran más altas”

Una investigación internacional demuestra que el itaconato, conocido por su función en la inmunidad animal, también impulsa el crecimiento y la respuesta al estrés en distintas especies vegetales

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Detectan en plantas una molécula
Detectan en plantas una molécula del sistema inmune animal que potencia el desarrollo vegetal y podría revolucionar el crecimiento de cultivos (Revista Chacra)

Hasta hace muy poco, el itaconato se consideraba casi en exclusiva un elemento propio del reino animal, donde actúa como parte del sistema inmunitario y protege frente a virus y procesos inflamatorios. Esta sustancia, catalogada entre los metabolitos que surgen de los procesos bioquímicos en los que los seres vivos obtienen energía a partir de los alimentos, lleva décadas bajo la lupa de los especialistas en animales. En plantas, su historia era bien distinta: ni rastro de una presencia clara ni detalles sobre alguna función relevante.

Sin embargo, esto acaba de cambiar gracias a una investigación encabezada por el equipo de la Universidad de California en San Diego, que ha contado también con el respaldo de instituciones como la Universidad de Stanford, la Universidad de Pekín, el Instituto Carnegie y la Universidad Nacional Autónoma de México. Según informan desde Science Daily, los científicos han empleado métodos de imagen y análisis químico para constatar que el itaconato sí aparece en las plantas y, no solo eso, sino que juega un papel determinante en cuestiones de desarrollo.

Detectan en plantas una molécula
Detectan en plantas una molécula del sistema inmune animal que potencia el desarrollo vegetal y podría revolucionar el crecimiento de cultivos (Europa Press)

Un metabolito animal que también sintetizan las plantas

“Hemos encontrado que el itaconato se produce en las plantas, especialmente en las células en crecimiento”, explica Jazz Dickinson, quien figura como autora principal del estudio y ejerce como profesora adjunta en el Departamento de Biología Celular y del Desarrollo. Una observación experimental sustentó la relevancia de la molécula: “El riego de plantas de maíz con itaconato hizo que las plántulas crecieran más altas, lo que resultó emocionante y nos animó a investigar más este metabolito para entender cómo interactúa con las proteínas vegetales”.

El trabajo, publicado el 6 de junio de 2025 en la revista Science Advances y respaldado por la National Science Foundation (Fundación Nacional de Ciencia) y los National Institutes of Health (Institutos Nacionales de Salud) de Estados Unidos, investiga en profundidad distintos procesos relacionados con el desarrollo vegetal, con especial atención a los sistemas de raíces. El equipo recurrió a la espectrometría de masas, una técnica que permite desvelar la composición química mediante la identificación de moléculas y compuestos independientes. Así se confirmó que las plantas, efectivamente, también sintetizan itaconato.

Para avanzar, fue necesario unir fuerzas con especialistas en bioquímica animal. En colaboración con ellos, los investigadores describieron cómo el itaconato interactúa con proteínas específicas de la Arabidopsis, una especie emblemática por su utilidad como modelo en la investigación botánica y perteneciente a la familia de las mostazas.

El análisis funcional desveló varias facetas antes desconocidas de esta molécula. Una de las más llamativas reside en su papel en el metabolismo vegetal y en la respuesta de las plantas a situaciones de estrés ligado al oxígeno. La implicación de estos mecanismos en la vitalidad y el crecimiento de las especies vegetales ya empieza a perfilar usos prácticos mucho más allá del laboratorio.

El aprovechamiento de las capacidades naturales del itaconato podría transformarse en herramienta clave en la optimización de cultivos agrícolas, al prescindir de la necesidad de añadir compuestos de laboratorio y apoyar un desarrollo más seguro y sostenible. Todo, ante la presión continua por aumentar la producción de alimentos en un mundo cada vez más poblado y exigente.

Dickinson subraya el horizonte abierto por los datos: “Este descubrimiento podría dar paso a soluciones inspiradas en la naturaleza para mejorar el crecimiento de cultivos como el maíz”. Una comprensión más fina de los mecanismos que el itaconato comparte entre animales y plantas también añade una dimensión inesperada a las similitudes entre reinos biológicos. Dado que la molécula también participa en procesos humanos, el estudio allana nuevas rutas para explorar sus funciones en el desarrollo y la salud, tanto de especies vegetales como animales.