Los monos que roban bebés de otra especie cuando se aburren: “Son exploradores del caos”

Una investigación publicada este 19 de mayo en la revista ‘Current Biology’ revela la existencia de esta “tradición social” entre los monos capuchinos de la isla Jicarón, Panamá

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Una etóloga universitaria pasó varios años observando a estos monos, quienes parecen estar motivados por el aburrimiento para realizar los secuestros de las crías. Crédito: —(YouTube/ Max Planck Institute of Animal Behavior)

Un comportamiento que roza lo insólito se ha documentado en los monos capuchinos de la isla Jicarón, frente a las costas de Panamá. Estos primates llevan tiempo siendo objeto de estudio, pero ahora añaden un nuevo elemento a la lista de las rarezas del reino animal. Una investigación publicada este 19 de mayo en la revista Current Biology revela la existencia de una costumbre tan sorprendente como trágica: los machos jóvenes de capuchino secuestran crías de monos aulladores, aparentemente sin ningún motivo.

La primera prueba de este fenómeno surgió en 2022, cuando la doctora Zoë Goldsborough revisaba grabaciones tomadas con cámaras trampa en la isla. Para su asombro, identificó en varias ocasiones a un capuchino de cara blanca - apodado “Joker” por una cicatriz en la boca - llevando sobre su lomo a bebés de mono aullador. “Me quedé muy sorprendida”, relató Goldsborough a la agencia AFP tras ver la escena.

Una “tradición social” de los monos capuchinos de Jiracón

Al principio, los científicos pensaron que se trataba de un caso aislado, como una improbable historia de adopción. No obstante, volvieron a observar este comportamiento: en solo quince meses, cinco capuchinos distintos fueron registrados transportando a once bebés de mono aullador. Las grabaciones muestran además a Cadultos de esta especie buscando desesperadamente a sus crías y lanzando voces de alarma.

En ningún caso los capuchinos parecían aprovecharse de sus víctimas para alimentarse ni las utilizaban como juguetes. Al analizar los datos, el equipo concluyó que los secuestros formaban parte de una “tradición social”, casi una moda vigente entre los machos jóvenes de la isla. “Al principio pensamos que era la historia curiosa de un capuchino extraño adoptando a estas crías”, cuenta Goldsborough, autora principal del estudio. “Pronto emergieron más casos” y lo que parecía una rareza dejó de parecerlo.

Los monos que roban bebés
Los monos que roban bebés de otra especie cuando se aburren (YouTube/ Max Planck Institute of Animal Behavior)

El precio para la manada es alto. De las crías secuestradas, al menos cuatro fueron halladas muertas, y se desconoce si las demás lograron sobrevivir. El equipo se pregunta ahora cómo logran los capuchinos separar con tanta destreza a crías de apenas uno o dos días de vida de sus madres, cuando el tamaño y la fuerza de ambas especies difiere notablemente. El mono aullador triplica en corpulencia al capuchino, pero la técnica de estos ladrones expertos parece muy refinada; suelen actuar en las copas de los árboles, fuera del alcance de las cámaras, que están instaladas en el suelo del Parque Nacional de Coiba.

Las tradiciones sociales son frecuentes en animales: en Costa Rica, el investigador Brendan Barrett documentó también a capuchinos que iniciaron la costumbre de despiojar puercoespines, aunque esta práctica desapareció tan rápido como apareció. En la costa noroeste de Estados Unidos, orcas adoptaron en los años ochenta la costumbre de llevar salmones muertos sobre la cabeza, fenómeno que incluso ha reaparecido recientemente con ejemplares nadando con un “sombrero de salmón”.

El equipo comenzó a observar los capuchinos de Jicarón en 2017, intrigados por su capacidad para emplear piedras como herramienta para partir nueces y abrir conchas. Sin depredadores y con comida abundante, estos monos cuentan con todo el tiempo del mundo. “Son auténticos exploradores del caos”, bromea Barrett, quien firma también el estudio. La abundancia de recursos y la falta de amenazas propician entre los capuchinos la transmisión de tradiciones sociales, desde el uso de herramientas hasta estos comportamientos que resultan, a simple vista, arbitrarios. El rapto de crías de otra especie podría ser un efecto directo de ese “aburrimiento” existencial.

Desde la finalización del estudio en julio de 2023, Zoë Goldsborough ha tenido noticia al menos de otro robo de bebé. El descenso en la frecuencia de los secuestros podría deberse a que el mono aullador figura ahora como especie en peligro en la isla: simplemente quedan menos crías que puedan ser vistas como curiosidad o capricho pasajero de los jóvenes capuchinos.