
Hace 35 años, en 1990, Tom Stuker, un consultor de concesionarios de automóviles de Nueva Jersey (Estados Unidos) tomó una decisión que por aquel entonces era más que arriesgada, pero que con el paso del tiempo se ha revelado como una de las inversiones más rentables de toda su vida.
Ese año, United Airlines lanzó dos ofertas hoy en día inimaginables: la primera ofrecía vuelos ilimitados para un pasajero por 258.900 euros; la segunda, por 447.000 euros y un acompañante a todos los trayectos. Stuker eligió la más cara. Desde entonces, no se ha bajado de un avión.
Un viajero convertido en leyenda
En 2024, uno de sus años más activos, Stuker logró completar 373 vuelos y recorrer 2,4 millones de kilómetros, lo que le ha permitido visitar más de 100 países y organizar más de 120 lunas de miel con su mujer. De haber tenido que pagar eso individualmente, la suma hubiera ascendido a unos 2,72 millones de euros.

Su inversión inicial, que hoy equivaldría aproximadamente a 613.000 euros (inflación ajustada) le ha permitido no solo viajar con libertad, sino también convertir sus millas acumuladas en beneficios económicos.
El pase vitalicio le permite acumular millas de viajero fiel en cada trayecto. Estas millas, que United Airlines permite canjear por billetes, mejorar la clase de los asientos, acceso a salas VIP o incluso tarjetas regales, Stuker las utiliza para conseguir vales de compra en Walmart por valor de 50.000 dólares (44.873 euros).
Pero más allá del disfrute personal, ha llegado a vender o subastar los billetes obtenidos con sus millas, lo que le ha permitido no solo recuperar su inversión, sino recuperar con creces el dinero. Stuker ha llegado a acumular hasta 12 horas seguidas de vuelo, sin tumbarse en una cama, simplemente volando entre Newark, San Francisco, Bangkok y Dubai.

Una figura conocida por la aerolínea
La historia de Stuker ha llamado tanto la atención de United Airlines que la compañía ha decidido poner su nombre a dos de sus aviones. Incluso el personal de la aerolínea lo reconoce al instante cuando llama para reservar.
Siempre elige el asiento 1B y disfruta de un trato preferente en todos sus desplazamientos. Sin embargo, no todo han sido momentos agradables.
En sus 35 años surcando los cielos, Stuker ha presenciado la muerte de cuatro pasajeros a bordo. En uno de los casos, el pasajero que falleció se encontraba sentado a su lado en un vuelo de Chicago a Tokio.

Volar como forma de vida
A diferencia del estereotipo de ejecutivo agotado que vive entre los aeropuertos y las reuniones, Stuker asegura vivir como “un sultán”. Ha hecho de los viajes una forma de vida y ha logrado transformar una tarjeta de fidelidad en una herramienta para recorrer el mundo sin límite y sin coste adicional.
Es más, United Airlines dejó de ofrecer estos pases vitalicios pocos años después de su lanzamiento debido a casos como el de Stuker que, lejos de representar una pérdida, lo convirtieron en una figura icónica y un modelo de negocio a su favor.