El papel higiénico tiene un sustituto, dicen en Francia... y es algo que se usa desde hace años en España en su versión clásica

Esta opción, que se ha modernizado, se encuentra en muchos aseos españoles y ahora otros países lo están adoptando para enfrentar el coste medioambiental y por salud

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El papel higiénico tiene sustituto.
El papel higiénico tiene sustituto. (Canva)

La creciente preocupación por el impacto ambiental y sanitario del papel higiénico ha impulsado una transformación en los hábitos de limpieza personal. Es por ello que, en muchos países, está emergiendo un nuevo sustituto de los clásicos rollos, que siempre están en el aseo, dispuestos a ser usados. Según el medio especializado en ecologismo Partegeons l‘éco, los bidé japoneses están adoptando protagonismo como una alternativa más sostenible y saludable.

De acuerdo con este digital, la producción de papel higiénico conlleva un significativo coste ambiental, ya que cada uno de estos requiere grandes cantidades de agua y energía, además de contribuir a la deforestación global. Millones de árboles son talados anualmente para satisfacer la demanda mundial. En cambio, el impacto negativo de este producto de limpieza íntima no se limita a su producción. El medio francés ha detallado que el transporte, el embalaje plástico y la eliminación del papel también aumentan la huella de carbono.

Mejor higiene con el bidé

En términos de higiene, el papel higiénico ofrece una limpieza superficial que puede resultar en diversos problemas de salud, lo que ha llevado a muchos profesionales sanitarios a recomendar alternativas más efectivas. El bidé electrónico, conocido como “washlet” en Japón, ha revolucionado la higiene íntima al combinar agua templada y, en algunos casos, jabón para una limpieza óptima. Este es una modelo avanzado y moderno de este clásico sanitario que se encuentra en muchas casas españolas.

El bidé electrónico es una
El bidé electrónico es una versión moderna del clásico español. (Canva)

El sistema japonés utiliza un chorro de agua preciso que elimina cualquier residuo, y algunos modelos avanzados permiten ajustar la temperatura, la presión del agua y ofrecen secado con aire caliente. Partageons l’éco ha destacado que esta tecnología no solo garantiza una limpieza superior, sino que también cuida la piel delicada de las zonas íntimas.

El triunfo de esta opción

La adopción de los bidés electrónicos ha sido notable en varios países. Japón lidera con más del 80% de los hogares equipados con esta tecnología, seguido por Corea del Sur y algunos países del sur de Europa. Aunque Estados Unidos y Europa occidental han sido tradicionalmente dependientes del papel higiénico, están comenzando a aceptar esta alternativa. Según ha publicado el medio francés, la instalación de este moderno sanitario no requiere necesariamente reemplazar el inodoro completo, ya que existen soluciones adaptables a las tazas existentes

El clásico bidé que muchos
El clásico bidé que muchos hogares españoles tienen. (Canva)

El costo inicial de este sanitario puede variar desde 30 euros para modelos básicos hasta varios cientos para opciones más sofisticadas. Sin embargo, el ahorro en la compra de papel higiénico compensa rápidamente esta inversión, además de los beneficios para la salud y el medio ambiente. Aunque la transición a este sistema puede ser desconcertante para algunos, los usuarios que lo han adoptado lo consideran indispensable y las proyecciones de los expertos sugieren que el mercado global de bidé electrónico podría triplicarse para 2030.

Así son los ‘onsen’ de Japón: espectaculares baños termales en mitad de la naturaleza que son una experiencia única.

Los beneficios del bidé japonés van más allá de la limpieza, ofreciendo una solución coherente a varios desafíos contemporáneos. La reducción de residuos domésticos contribuye significativamente a disminuir la huella ecológica individual, y al eliminar el papel higiénico de nuestras rutinas, se reduce considerablemente la producción diaria de desechos. Además, esta tecnología ofrece una solución adecuada para personas con movilidad reducida, ancianos o aquellos con problemas dermatológicos, al preservar la autonomía en los cuidados de higiene.