
Desde enero de 2025, Francia ha comenzado oficialmente el cierre progresivo de su red de cobre, marcando el fin de la telefonía fija tradicional y el uso de ADSL. Esta transición, liderada por el operador Orange, culminará con la desconexión completa de esta infraestructura obsoleta en 2030. El objetivo es claro: sustituir el envejecido sistema de cobre por fibra óptica en todo el país, una tecnología más moderna, eficiente y adecuada para las demandas digitales actuales.
Este ambicioso proyecto afecta directamente a cerca de 8 millones de franceses, que deberán adaptar sus hogares y hábitos tecnológicos para responder a este cambio. Las conexiones de ADSL quedarán inutilizables en las áreas afectadas, obligando tanto a particulares como a empresas a recurrir a soluciones alternativas como fibra óptica o redes móviles 4G y 5G.
Razones detrás de la transición
La red de cobre, implementada en la década de 1970, ha quedado rezagada frente a las necesidades contemporáneas de conectividad. Según los especialistas, este sistema requiere un mantenimiento costoso, consume más energía y no puede satisfacer los usos actuales como el teletrabajo, el streaming o los objetos conectados.
La fibra óptica se presenta como una alternativa más rápida, confiable y eficiente en términos energéticos. Es capaz de transportar grandes volúmenes de datos a alta velocidad y a largas distancias, garantizando una mayor estabilidad en las conexiones. Este avance tecnológico representa, además, una herramienta clave para cerrar brechas en zonas rurales o remotas, donde el acceso a internet de alta calidad ha sido limitado. La Autoridad Reguladora de las Telecomunicaciones (Arcep) supervisa este proceso, asegurando que la transición se lleve a cabo de manera justa y garantizando que ningún sector de la sociedad quede excluido.
Consecuencias para los hogares franceses
El apagón gradual de ADSL de la compañía implica la desaparición definitiva del servicio telefónico fijo tradicional en estos hogares. Los viejos dispositivos conectados directamente a tomas de corriente dejarán de funcionar, salvo que se utilicen adaptadores específicos que permitan conectar estos teléfonos a una caja de fibra.
Para los consumidores, la transición exigirá nuevas instalaciones, ajustes tarifarios e incluso la actualización de ciertos equipos en los hogares. Las suscripciones exclusivas para telefonía tendrían los días contados, reemplazándose por paquetes integrados que incluyan internet, telefonía y TV, con precios que oscilan entre 21,96 y 43,99 euros mensuales.
Para aliviar el impacto económico, se ha dispuesto ayuda específica para pensionistas y familias de bajos ingresos en las zonas afectadas. Los usuarios son alentados a actuar con antelación contactando a sus proveedores para informarse sobre las opciones disponibles, incluido el soporte para instalar adaptadores de bajo costo.
<b>Cómo prepararse para el cambio</b>
Para no verse sorprendidos por este apagón, los usuarios pueden tomar varias medidas:
- Verificar su elegibilidad para fibra óptica en los sitios web de los operadores y comparar las ofertas disponibles.
- Planificar anticipadamente la instalación de nuevas conexiones solicitando la intervención de técnicos certificados.
- Consultar si califican para ayudas económicas a través del estado o de sus municipios para mitigar el impacto de los costos asociados.
- Hacer uso de recursos informativos y talleres digitales organizados por ayuntamientos locales para aprender a instalar nuevos dispositivos.
Orange ha habilitado un mapa interactivo en línea donde los usuarios pueden ingresar sus direcciones y obtener información detallada sobre cuándo se cortará la red de cobre en su zona. Asimismo, se realizan actividades informativas en municipios para apoyar a la población en esta transición.