
Gideon, un hombre que pasó parte de su vida en el ejército de Estados Unidos, dejó atrás una carrera marcada por las misiones en países como Afganistán, Irak y Libia. Su trabajo, que consistía en armar municiones para aviones de combate, lo expuso a situaciones extremas que le cambiaron profundamente. “Me tocó ver muchas cosas que no me hubiera gustado ver… ver bombas cayendo en edificios que deberían estar vacíos y de repente, ves a personas saliendo”, contaba sobre los horrores que vivió en las zonas de guerra. A lo largo de los años, esas experiencias lo llevaron a cuestionar su propósito, dándose cuenta de que era “parte de un sistema que quita vidas”. Ahora, tras retirarse del ejército - al que se alistó solo para irse de casa, ya que no se sentía a gusto “solo porque me gustaban los chicos” - y con una nueva perspectiva de vida, se dedica a estudiar psicología.
“Gracias a Dios”
Su cita fue con Maxi, un argentino residente en Alicante. Ambos se mostraron cautelosos al principio, pero pronto comenzaron a charlar con fluidez, visiblemente interesados el uno en el otro. “Gracias a Dios, he visto a una persona normal”, comentó Gideon con una sonrisa. Maxi, por su parte, también se sintió atraído por la tranquilidad y sinceridad que emanaba Gideon. “Lo que más me ha gustado de él es que tiene una capacidad de reírse, de ser sincero, de ser él mismo”, indicó el argentino.
La velada continuó de forma agradable, con los dos compartiendo historias sobre sus vidas. Gideon, aún con algo de cautela, mencionó su paso por el ejército, pero sin entrar en detalles sobre las situaciones más delicadas. Simplemente se limitó a comentar que estaba jubilado y viviendo un momento de grandes cambios personales. Maxi, por su parte, se mostró interesado en conocer más sobre su cita, contándole también sobre su vida en varios países antes de llegar a Alicante, donde se estableció por amor. “He vivido en muchos sitios antes de llegar aquí. Pero ahora, lo único que busco es paz y tranquilidad”, dijo Maxi.

A medida que la conversación avanzaba, el tono se fue tornando más íntimo. Fue entonces cuando Gideon, por pura curiosidad, preguntó si Maxi había tenido alguna experiencia en tríos, y ante su respuesta - primero un “ni confirmo de desmiento” y luego un “si”, más claro - respondió que él también, que es “muy abierto”. Este giro llevó la charla a un terreno más personal, y Gideon, preguntado por Maxi, empezó a compartir su fantasía sexual. Justo cuando le estaba contando a Maxi que le gustaría “estar en una playa desierta, desnudo, con mi pareja y que aparezca…”, Cristina, una de las gemelas, apareció con el postre, interrumpiendo brevemente la conversación. Maxi no dudó en bromear: “Nos has pillado en un momento clave, estamos ahí desnudos”.
A pesar de esa interrupción, la velada continuó tranquilamente y con claro interés por parte de los dos. Ambos coincidieron en que la distancia, aunque preocupante, no debía ser un obstáculo para seguir conociéndose. En el reservado, Maxi se ha acordado de su regla de no dar besos en la primera cita, pero al ver la sonrisa de Gideon, ha cambiado de idea: le ha querido besar y han apostado por la intimidad total. Empezaron suave, poco a poco, pero al final se han convertido en “una explosión total”. Al final de la cita, la distancia física seguía siendo un tema en el aire. A pesar de todo - y aunque en un momento, bromeando, Maxi ha hecho creer a Gideon que no se iban a volver a ver -, al final se han ido juntos.