
La salud dental es un aspecto fundamental para el bienestar general, y mantener una correcta higiene bucodental es esencial para prevenir problemas como caries, enfermedades periodontales y otras afecciones relacionadas. Los expertos en odontología destacan que muchos de los problemas bucales que enfrentamos hoy en día tienen su origen en una higiene insuficiente o inadecuada.
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Cepillarse los dientes después de cada comida es una de las principales recomendaciones para mantener la salud bucal. Sin embargo, no es el único hábito al que se debe prestar atención. Janira Sánchez, una odontóloga conocida por compartir consejos sobre cuidado dental a través de cuenta de TikTok (@clinicajanirasanchez), advierte sobre un error común en la rutina de cepillado: enjuagar la boca con agua después de cepillarse los dientes. “Después de cepillarte los dientes, ¿te los enjuagas? Pues déjame decirte que no lo estás haciendo bien. Seguro que después de hacerte el ‘skincare’ no te enjuagas la cara, pues con el cepillado es lo mismo", asegura y advierte: “Si te enjuagas con agua estarás eliminando todos los principios activos que no deberían irse por el desagüe”.
Cuándo es necesario cambiar el cepillo de dientes
El reemplazo regular del cepillo de dientes es otro elemento crucial para garantizar una adecuada higiene bucal. Jordi Cambra y Víctor Cambra, dentistas especializados de Cambra Clinic en Barcelona, resaltan la importancia de esta práctica en un artículo publicado en su web. “El motivo principal es que el cepillo tiene un determinado tiempo de vida y uso. Debemos pensar que con el tiempo, las cerdas y el mando acumulan una gran cantidad de bacterias, además de que su desgaste modifica la forma de las cerdas, que con el tiempo no serán tan efectivas a la hora de eliminar la placa bacteriana”, explican.
Los expertos subrayan que “sin la eliminación de la placa bacteriana, nuestra boca está en peligro de sufrir alguna enfermedad periodontal” y aseguran que un cepillo nuevo “es hasta un 85% más eficiente”. De acuerdo con los especialistas, lo ideal es cambiar el cepillo de dientes unas tres o cuatro veces al año, es decir, renovarlo cada dos o tres meses. Además, recomiendan realizar este cambio después de pasar por resfriados, gripes, infecciones bucales o dolores de garganta. “Los gérmenes de estas patologías pueden almacenarse en las cerdas del cepillo y provocar de nuevo una infección”, aclaran.
Uso, limpieza y almacenamiento: las claves para evitar bacterias
Además de cambiar el cepillo con frecuencia, su uso, limpieza y almacenamiento son factores esenciales para prevenir la proliferación de microorganismos que puedan poner en riesgo la salud dental. Según recomendaciones de Dentaid, compañía especializada en productos de higiene bucal, el cepillo debe manejarse con precaución para evitar contaminarlo.
Entre las indicaciones más destacadas se encuentran las siguientes:
- No compartir el cepillo de dientes: Cada persona debe tener su propio cepillo para evitar la contaminación cruzada.
- Lavarse las manos antes y después del cepillado: Las manos pueden ser una fuente de microorganismos y es clave mantenerlas limpias.
- Enjuagar bien el cepillo tras su uso: Es importante eliminar restos de pasta y suciedad acumulada en las cerdas.
- Desinfectar el cabezal del cepillo: En periodos de riesgo de infecciones respiratorias, se recomienda sumergir el cabezal en un colutorio antiséptico durante un minuto, asegurándose de desechar el líquido tras la desinfección.
- Secar correctamente el cepillo: Se aconseja agitar el cepillo o dar pequeños toques para eliminar el exceso de agua y guardarlo con el cabezal hacia arriba y en zonas ventiladas.
- Usar un capuchón ventilado: Esto previene la contaminación ambiental y permite que el cepillo se seque correctamente.
- Guardar el cepillo lo más alejado posible del inodoro y evitar que comparta recipiente con los cepillos de otras personas. Si esto ocurre, debe asegurarse que no estén en contacto entre sí.