
Las redes sociales se han convertido en el templo de las recetas culinarias: saludables, fáciles y ricas. Muchas de ellas prometen grandes resultados en minutos; sin embargo, uno de los mejores cocineros del mundo ha irrumpido en ellas con opciones que, con mimo y tranquilidad, pueden recrear postres deliciosos. Desde la cocina de su casa, el célebre pastelero de El Celler de Can Roca ha conseguido algo mucho más importante que su título de ‘Mejor chef de pastelería del mundo’: una conexión directa y espontánea con más de un millón de seguidores en redes sociales, entre ellos, la propia reina Letizia.
Sin grandes campañas ni intenciones comerciales, Roca ha sabido cultivar un rincón digital donde prima la diversión, la imaginación y el amor por el oficio. Su serie de vídeos Cosas de casa, nacida en los días más inciertos de la pandemia, ha regresado a las pantallas de sus seguidores por aclamación popular. En cada entrega, Jordi aparece en su cocina particular dando rienda suelta a su faceta más juguetona: postres imposibles, trucos sorprendentes y un estilo narrativo que mezcla la ternura con lo absurdo.
El propio pastelero ha reconocido que no se siente cómodo con la etiqueta de influencer. “No me gusta vender productos, sino belleza y alegría”, confesaba en una entrevista con El País. Y eso es, precisamente, lo que ofrece: una mirada sin artificios al proceso creativo, donde cada plato es una excusa para experimentar, compartir y provocar una sonrisa.
No obstante, la espontaneidad de Roca ha llegado más lejos de lo que él mismo imaginaba. Durante un acto de la Fundación Microfinanzas BBVA, la reina Letizia se acercó a saludarlo. Pero lo que parecía un encuentro institucional más, dio un giro inesperado cuando la reina le confesó que era seguidora de su contenido en Instagram. “Soy fan de Cosas de casa”, le dijo, dejándolo sin palabras. “¡Fue muy fuerte! Me dijo que me seguía y que le gustaba el programa. Me quedé de piedra”, relataba el chef, aún sorprendido por el reconocimiento, a El País.
Una dieta a la altura de un reinado
No es extraño que Letizia haya encontrado afinidad con la propuesta de Roca. La reina ha hecho de la alimentación saludable una de sus banderas personales y públicas. Desde 2015, ejerce como Embajadora Especial para la Nutrición en la FAO, cargo desde el cual ha promovido políticas alimentarias sostenibles y equilibradas. Su discurso es claro: “La alimentación sana no es una moda, es una necesidad de primer orden para la salud global”, ha defendido en más de una ocasión.
Esa filosofía también se refleja en su estilo de vida. En la Zarzuela, la cocina real está guiada por principios de nutrición consciente: productos de proximidad, cultivo ecológico y menús diseñados para el bienestar. Bajo la dirección del chef Antonio Paredes, los platos diarios giran en torno a verduras frescas, legumbres, cereales integrales y proteínas de calidad. Los alimentos ultraprocesados y el azúcar refinado están prácticamente ausentes. A esto se suma una rutina constante de ejercicio, que incluye yoga y entrenamiento cardiovascular.

Pero la relación de Letizia con la alimentación no es nueva. En su etapa como periodista, ya hablaba abiertamente de sus costumbres alimenticias, como cuando confesó que desayunaba a las 3:30 de la madrugada para afrontar los informativos matutinos. El menú no era precisamente ligero: “merluza en salsa o caldillo extremeño”. Con el tiempo, su dieta ha evolucionado hacia un enfoque más saludable, pero siempre con la premisa de comer con sentido.
Es lógico, entonces, que se haya sentido atraída por la visión de Roca. Porque detrás de su estética desenfadada y sus vídeos repletos de humor, hay una propuesta coherente: acercar la alta cocina al público general sin caer en la banalidad. El de Girona puede ser uno de los pasteleros más premiados del mundo, pero también es un comunicador nato, capaz de transformar su arte en entretenimiento accesible.