Una gasolinera ‘low cost’ vendía agua mezclada con gasolina: un centenar de coches averiados

Los conductores pagaban 20 euros y recibían menos de siete en carburante; el resto era agua

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Un surtidor de combustible (REUTERS/Raquel
Un surtidor de combustible (REUTERS/Raquel Cunha)

Una estación de servicio de bajo coste situada en la localidad valenciana de Alaquàs ha sido denunciada por numerosos conductores tras detectarse que sus vehículos recibían una mezcla de carburante y agua al repostar. El caso comenzó a destaparse cuando varios coches se averiaron a escasos metros de la gasolinera. El análisis de los depósitos reveló que, en lugar de combustible, lo que habían recibido era una mezcla compuesta en su mayoría por agua.

Según la información recabada, los conductores pagaban 20 euros por repostar, pero sólo alrededor de siete euros correspondían realmente a carburante. El resto era agua. La proporción de agua en la mezcla fue aumentando con el paso de los días, lo que dificultó que los primeros afectados detectasen el problema de inmediato. Solo cuando los vehículos empezaron a fallar de forma repetida y en las inmediaciones de la estación de servicio comenzaron a sospechar.

Averías y consecuencias en cadena

Este tipo de situaciones, aunque poco conocidas entre los conductores, no son completamente inusuales. Es habitual que en los tanques de las estaciones de servicio se genere cierta cantidad de agua, ya sea por condensación o por pequeñas filtraciones. Sin embargo, estas cantidades suelen ser mínimas y no afectan al funcionamiento del motor.

Gasolina gotea de un surtidor
Gasolina gotea de un surtidor (REUTERS/Brian Snyder)

El gasóleo, por ejemplo, incluye aditivos que previenen la oxidación. Estos aditivos sirven también para evitar que el agua se acumule y termine dañando la mecánica del vehículo. Sin embargo, cuando la proporción de agua es elevada, la situación cambia por completo. El agua, al no tener propiedades combustibles, impide la correcta combustión en el motor y puede provocar daños graves en componentes clave como inyectores, bombas o filtros.

En Alaquàs, fue un vehículo averiado el que puso en marcha la cadena de denuncias. Tras repostar en la estación, el coche se detuvo apenas cien metros después. En el taller comprobaron que el contenido del depósito estaba formado en su mayoría por agua. Este caso no fue aislado. En los días posteriores, más conductores denunciaron fallos similares. Todos habían repostado en la misma gasolinera.

Investigación y posibles causas

La gasolinera ha declarado desconocer cómo ha llegado el agua a sus tanques. Ha manifestado su disposición a asumir los costes de reparación, que pueden alcanzar hasta 600 euros por vehículo afectado. Los conductores ya se han organizado para emprender acciones legales conjuntas.

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Técnicos y especialistas descartan la condensación como causa principal debido al elevado volumen de agua detectado. Las sospechas apuntan a posibles filtraciones subterráneas, probablemente provocadas por una rotura en los depósitos o en las conducciones. De confirmarse, estaríamos ante un fallo estructural que habría permitido la entrada masiva de agua en los tanques de carburante.

Este tipo de averías no solo tiene consecuencias económicas para los afectados. También genera riesgos de seguridad en la circulación, ya que un motor que se detiene de forma repentina puede provocar situaciones peligrosas, especialmente si ocurre en vías de tráfico intenso.

Ante cualquier sospecha de mal funcionamiento del motor tras repostar, los talleres recomiendan acudir inmediatamente a revisar el estado del carburante. Allí pueden comprobar si contiene impurezas o si, directamente, se ha repostado el producto incorrecto.