Un soltero rompe a llorar en mitad de la cena en ‘First Dates’: “Nadie se fija en mí y me marginan”

El hombre ha traído unos regalos a su cita con el que quería transmitir su deseo de ser padre de gemelos

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Anna-Lena y Robert en la cena de First Dates (Montaje Infobae, Mediaset)

Robert ha decidido ir a First Dates convencido de que el amor podría aparecer por fin en su vida. A sus 46 años, se ha presentado ante las cámaras con una colección de regalos para su cita y un sueño muy claro: formar una familia. Ingeniero de formación, reconoció sentirse más cómodo en el ámbito de la comunicación: “Siento que me he equivocado de profesión”, confesó al presentador Carlos Sobera. No obstante, el soltero ha mostrado su problema de pronunciación con la legtra R, algo que según ha comentado, está en proceso de corregirlo gracias a la intervención de una logopeda.

Durante su conversación con Sobera, Robert se sinceró sobre su historial sentimental: nunca ha tenido pareja, nunca ha sido correspondido y jamás ha dado un segundo paso. “Quizás por el físico”, dijo, “nadie se fija en mí y me marginan. Por más que lo intente, no me dan ni la primera opción de conocerme”. El presentador sospechaba que Robert era virgen y así lo confirmó el propio participante. Aun así, aseguró mantener intacto su deseo de ser padre y se mostró convencido de que, por genética, le correspondería un parto de gemelas. Asimismo, le ha confesado al presentador que está considerando ponerse un implante capilar, con la esperanza de ser más atractivo entre las mujeres.

Una cita esperanzadora con Anna-Lena

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Anna-Lena y Robert en la cena de First Dates (Montaje Infobae, Mediaset)

La mujer que se sentó frente a él fue Anna-Lena, una profesora alemana de 35 años que vive en Málaga y enseña alemán, español y religión protestante. Al recibir una nota de Robert y abrir uno de sus regalos —dos pares de calcetines— soltó una risa nerviosa: “Igual quiere tener cuatro hijas”. El detalle le pareció tierno. Cuando lo conoció en persona, destacó su elegancia y buen aspecto. Durante los primeros minutos, la conversación fluyó con naturalidad. Robert explicó que era arquitecto técnico y que vivía en Barcelona, y ella se mostró interesada: “Me ha parecido un hombre formal, que se cuida”.

Más adelante, en la cita, los solteros han protagonizado uno de los momentos más tiernos, y quizá incómodos, del programa. Y es que, en el momento en el que Robert le estaba tratando de explicar a su acompañante el significado de los dos pares de calcetines, ha roto a llorar. Al parecer, su creencia de poder concebir a gemelos surge genéticamente, ya que su madre tuvo una hermana gemela, una tía que marcó la vida del catalán. La mujer fue como una segunda madre para Robert, pero lamentablemente falleció hace dos décadas y al evocarla no ha podido emocionarse. Anna-Lena, sorprendida por la intensidad del recuerdo, le preguntó cuándo había muerto. “Hace 20 años”, respondió él entre lágrimas. “No es que sea un llorica, es que me he sentido escuchado por ti”.

Dos mundos diferentes

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Anna-Lena y Robert en la cena de First Dates (Mediaset)

La conversación derivó hacia cuestiones más personales. Robert confesó que nunca había tenido una relación y que era virgen. Anna-Lena no lo vio como un problema. Aunque había tenido otras parejas y experiencias sexuales, su deseo actual era reservarse “para el matrimonio”. Para ella, la fe es un pilar esencial, y expresó que le gustaría que su pareja compartiera su compromiso religioso. Robert aseguró que era creyente, pero su asistencia esporádica a misa no convenció del todo a su cita. “Busco a alguien que viva la fe como yo”, explicó ella.

Para terminar la velada, Robert quiso sorprender a Anna-Lena cantando en el karaoke. Entusiasmado, se entregó por completo, convencido de que ese gesto podría marcar un antes y un después. Sin embargo, la reacción de su cita fue contenida. “Me alegro de que haya sido arquitecto y no cantante”, comentó ella con humor. En el momento de la decisión final, Anna-Lena fue honesta: le agradeció la cena y la sinceridad, pero le dejó claro que no buscaba una segunda cita. A pesar del rechazo, Robert mantuvo la compostura. “Si alguna vez me necesitas, cuenta conmigo”, le dijo, cerrando la experiencia con cortesía y una esperanza intacta de encontrar algún día a alguien que le mire como él mira al amor.