
La manera en la que abordamos los problemas y el resto de cosas que nos rodean revela una gran parte de nuestra personalidad, algo que es estudiado por la psicología. Además, la forma en la que nos comportamos también puede ser un reflejo de cómo hemos sido educados por nuestra familia.
Hay personas que son muchos más despreocupadas, que intentan focalizarse en el presente y no suelen llevarse las manos a la cabeza ante casi ninguna adversidad; por el contrario, mucha gente siente un deseo irrefrenable de mantener todo en orden y se preocupa por la más mínima cuestión. Son distintas maneras de enfrentar la vida y ambas son rasgos características de una determinada personalidad.
Puede existir preocupación por el trabajo, por los estudios, por las relaciones interpersonales... o por el orden en el hogar y en el resto de espacios que nos pertenecen. Querer ser una persona organizada no es negativo, pero sí puede llegar a ser un problema si se genera una actitud obsesiva y hay una cierta ansiedad cuando no se tiene algo bajo control.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, especializado en esta disciplina a nivel infantil, ha publicado recientemente un vídeo en su cuenta de TikTok (@soyalvarobilbao) en el que explica cómo esto puede afectar a la crianza, así como cuál es el patrón de personalidad que revela de la persona que tiene esta actitud tan preocupada ante lo que le rodea.
Síntoma de salud mental frágil
Imaginemos que se desarrolla una escena en la que un niño pequeño mancha una mesa con pintura. Esto puede resultar exasperante para el padre o la madre o convertirse en un error sin demasiada importancia que puede subsanarse sin problema. Si ocurre lo primero, se está dando una imagen de preocupación excesiva del orden y los objetos.

Esto puede parecer inofensivo, pero el experto destaca que “es un rasgo obsesivo”: “Tendemos a dar mucha importancia al orden y a los objetos y a angustiarnos por cosas que realmente son irrelevantes”. La mancha de pintura en la mesa puede limpiarse, por lo que la manera en la que nos enfrentamos ante el inconveniente revela cuál es nuestra tolerancia hacia la frustración, el desorden y los problemas.
“Preocuparse mucho por las cosas puede ser un síntoma de salud mental frágil”, explica Álvaro Bilbao. “Las personas con una buena salud mental se preocupan más por las personas que por las cosas”. De hecho, el neuropsicólogo explica que el orden puede ser de gran ayuda, “hasta que no nos permite disfrutar”; pese a ello, mucha gente que se identifica con este rasgo considera que llegan a disfrutar con el orden.
El experto señala que esto verdaderamente no es así: “Eso no es disfrutar, es un mecanismo que te permite sentir alivio cuando todo está bajo control, posiblemente porque alguien en tu familia se ponía muy nervioso con el desorden y el orden te hace sentir seguro”. En ocasiones, en las familias en las que en la crianza ha tenido un peso demasiado excesivo el orden, se siente a los padres “como una amenaza y necesitaban tener todo bajo control para no hacerles enfadar”.

Una oportunidad para educar desde otra perspectiva
Álvaro Bilbao destaca que hay que aprender a relativizar estos errores. Si son salvables, se puede educar desde una postura menos tremendista. Esto no significa, sin embargo, que deba evitarse señalar lo que no se hace bien: “Esa mancha en la mesa puede ser una gran oportunidad para sentarte con tu hijo y enseñarle que puedes disfrutar de la vida. No olvides que le estarás enseñando también que puede reparar sus errores, que no tiene que tenerlo todo controlado y, lo más importante de todo, que él es más importante para ti que esa mesa”.