
“No nos quieren”. Es lo que muchos eurofans piensan un sábado de mayo al año cuando, durante el ritual de votaciones del Festival de Eurovisión, España ocupa los últimos puestos de la tabla. Es también lo que se le pasó por la cabeza al dictador Francisco Franco hace casi seis décadas, cuando quiso utilizar el certamen musical para lanzar a Europa un mensaje de apertura. Ese es el punto de partida de La canción, la nueva serie de Movistar Plus+ que relata el camino hacia la histórica victoria de Massiel en Eurovisión, pero que es mucho más que eso.
En apenas tres episodios, la ficción creada por Pepe Coira y Fran Araújo logra contextualizar una España en blanco y negro que empezaba a mostrarse a color ante el mundo, pero sin que el régimen estuviera dispuesto a renunciar a su autoritarismo para ello.
A través de personajes reales como Artur Kaps (Àlex Brendemühl) y ficticios como el de Esteban Guerra (Patrick Criado) o Balmaseda (Carlos Santos), se dibujan la ambición y las luchas de poder que entonces reinaban en el ámbito público y en concreto en TVE, donde todo el mundo quería mantener su cargo, controlar que no le adelantara quien tuviera por debajo y tener contento al superior.
Las protestas estudiantiles, sindicales y catalanistas, la estrategia aperturista encabezada por el entonces ministro de Turismo, Manuel Fraga, o la utilización del Festival de Eurovisión para blanquear la imagen del régimen son algunos de los aspectos históricos que se reflejan en la ficción. Todo ello con una magistral labor de ambientación y documentación que añade valor al relato y atrapa desde la primera escena en la que Franco le encarga a Fraga ganar Eurovisión durante una cacería.
Pese al valor histórico de los hechos que recoge esta serie, tanto sus creadores como el director, Alejandro Marín, han querido huir del corsé del rigor y la solemnidad, lo cual hace que puedan permitirse licencias que aportan frescura y un toque satírico al relato. Es el caso de los personajes de Franco (Luis G. Gámez) y Carmen Polo, quienes protagonizan una escena absolutamente brillante en el tercer episodio, convirtiendo al dictador y su esposa en una sutil parodia.

Cabe destacar también la trama de Esteban, quien es el verdadero protagonista de la ficción. El personaje interpretado por Patrick Criado vive su propio viaje interior mientras trata de ganarse a la cúpula de TVE y al Gobierno para conseguir su puesto soñado, una ambición por la que hará importantes renuncias personales.
Valor histórico
La canción es la serie perfecta para profundizar en la gesta eurovisiva de Massiel, un acontecimiento que en el recuerdo colectivo siempre se ve empañado por la sombra de la duda ante la supuesta intervención de Franco en el resultado. Es, además, un valioso archivo ficcionado en el que se recogen algunas de las anécdotas menos conocidas de aquel camino eurovisivo, como la bufanda con los colores de la bandera republicana que llevó Joan Manuel Serrat en la grabación del vídeo promocional de La la la o el veto que sufrió Massiel en TVE tras negarse a recibir el lazo de Isabel la Católica que le concedió el dictador: “No me van a usar para lavarle la cara al régimen”, espeta la protagonista.

Los seguidores de Eurovisión también tendrán la oportunidad de viajar a una época en la que la gira previa al festival era más una ronda de contactos con las televisiones europeas que una fiesta con el público eurofán. Y si en la era actual se crea un eurodrama porque un plano cenital no sale lo suficientemente pulido, imaginen lo que habría sido que la representante de España llegase a los ensayos sin saber si iba a cantar con o sin pie de micro, que se dejara los zapatos en un taxi o que se pasara 10 segundos del límite de tiempo en el último pase antes de actuar. Todo eso le ocurrió a Massiel, pero nada pudo empañar esa histórica victoria con la que se cierra La canción, una serie que habla más de la España de 1968 que del La la la.