Los miembros de las familiares reales son observados en cada uno de sus movimientos y, cuando uno de ellos hace algún gesto inesperado, se convierte en una anécdota que acapara todas las portadas. Por ello, los niños, que son más dados a dejarse llevar incluso en los mayores momentos de tensión, como los actos oficiales, son la mayoría de las veces los grandes protagonistas de los eventos. Uno de los más graciosos siempre es el príncipe Louis, hijo del príncipe Guillermo y Kate Middleton.
El pequeño, de a penas 7 años, ha sido el más observado durante el desfile por el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, sorprendió a todos con una actitud renovada que, según varios analistas, marca el inicio de una etapa distinta en su relación con el resto de la familia real. Aunque ocupa el cuarto lugar en la línea de sucesión al trono, el benjamín de los hijos del príncipe Guillermo logró atraer todas las miradas gracias a sus gestos espontáneos, su comportamiento atento y un sorprendente nivel de madurez para su edad.
La experta en lenguaje corporal Judi James ha identificado en el diario The Sun tres momentos clave durante la jornada que, a su juicio, evidencian que Louis está comenzando a desempeñar un papel más activo y estructurado dentro del entorno familiar. Hasta ahora, ese rol había recaído tradicionalmente en su hermana mayor, Charlotte, pero los últimos eventos sugieren que el joven príncipe está tomando la iniciativa de forma inesperada.

Un gesto protector hacia su padre
El primer indicio de esta nueva actitud se dio durante el desfile principal por The Mall, cuando más de un millar de soldados marchaban ante la mirada de la casa real. Sentado junto a su padre y sus hermanos mayores, George y Charlotte, Louis se percató de un pequeño detalle en el uniforme del príncipe Guillermo: una gota de agua sobre el hombro de su chaqueta. Sin dudarlo, y ante la mirada del público, Louis estiró el brazo y limpió la prenda con un gesto que Judi James calificó como “enfático y paternal”.
Más allá de la ternura del momento, este acto fue interpretado como una señal de que el niño ya no solo actúa como espectador en los actos oficiales, sino que comienza a asumir responsabilidades simbólicas, como el cuidado de la imagen de su padre, futuro rey de Inglaterra. “(Esto) sugiere, en primer lugar, que había estado pendiente de la apariencia de Guillermo y, en segundo lugar, que sentía que debía encargarse del problema”, explica James.
El segundo momento que llamó la atención se produjo cuando la familia se dirigía de regreso al Palacio de Buckingham. Mientras el resto del grupo, incluidos los príncipes de Gales y sus dos hermanos mayores, seguían al rey Carlos III y a la princesa Ana, Louis se adelantó con decisión, rompiendo momentáneamente el orden establecido.
Avanzando con paso firme, el niño se colocó junto a la princesa Ana y entabló una conversación espontánea con ella, algo que sorprendió visiblemente a la veterana royal. Para Judi James, este comportamiento evidencia que Louis se siente cómodo en su entorno y no teme interactuar con figuras de alto rango dentro de los Windsor, lo cual refuerza su creciente autoconfianza y asertividad.
Una “pequeña revolución” en el balcón
El tercer episodio se vivió en uno de los momentos más icónicos del día: la aparición de la familia real en el balcón del Palacio para presenciar el tradicional desfile aéreo. Allí, mientras los 23 aviones surcaban el cielo de Londres y sonaban las marchas militares, Louis sorprendió con una divertida interpretación imaginaria de los tambores, moviendo las manos con entusiasmo al ritmo de la música.
Sin embargo, lo más revelador fue su actitud al notar que su hermano George no tenía la postura adecuada. Rápido y con gesto firme, Louis le indicó que debía colocar las manos a los costados, corrigiendo discretamente su posición. “Antes, era Charlotte quien controlaba a George y lo regañaba cuando se equivocaba en la pose, pero ahora parece que es su hermano menor quien ha asumido el papel”, indica la experta en lenguaje no verbal.

Y es que, en años anteriores, la princesa Charlotte había sido vista en varias ocasiones actuando como la figura moderadora entre sus hermanos, especialmente cuando Louis, aún más travieso, se mostraba efusivo en eventos oficiales. No es raro recordar cómo le pedía, entre risas, que dejara de bailar durante celebraciones como el Desfile del Estandarte. Sin embargo, ahora el menor de la familia parece haber aprendido las reglas del juego real y se muestra dispuesto a velar por su cumplimiento.
Para Judi James, este comportamiento refleja “cambio radical e inesperado en el orden jerárquico real”, donde el hermano menor asume el papel de moderador y guía, rompiendo con las convenciones previas. Aunque aún es muy joven y sigue protagonizando momentos espontáneos, como su tamborileo imaginario, Louis empieza a mostrar rasgos de liderazgo que lo diferencian del resto.