
Con la llegada del buen tiempo, muchos propietarios de perros se preparan para disfrutar de paseos al aire libre, especialmente en el campo y la montaña. Sin embargo, estas actividades, que son beneficiosas tanto para el animal como para el humano, pueden acabar convirtiéndose en toda una tragedia para nuestro peludo, si no tomamos las precauciones necesarias. Uno de los problemas más frecuentes en esta época del año son las espigas, un elemento aparentemente inofensivo que puede causar serios daños a los perros si no se detecta a tiempo.
Qué son las espigas

Las espigas son las vainas alargadas y duras que recubren las semillas de algunas gramíneas. Tienen forma de flecha y están cubiertas de pequeños ganchos que les permiten adherirse con facilidad al pelo de los perros, o incluso penetrar en su piel. Su estructura en forma de “paraguas” facilita que las espigas se claven en la piel o se introduzcan en las cavidades del cuerpo del animal, avanzando hacia el interior y dificultando su extracción. Este avance hacia adentro, sumado a su forma afilada, aumenta el riesgo de infecciones y lesiones graves. A medida que los vegetales se secan durante el verano y se desprenden fácilmente, los perros se vuelven más vulnerables a estos peligros.
Dónde se clavan las espigas en los perros
Aunque las espigas pueden clavarse en diversas partes del cuerpo del perro, existen algunas zonas más susceptibles:
- Almohadillas: al caminar por zonas con espigas, estas pueden quedar adheridas a las patas del animal, entrando profundamente en las almohadillas. Esto puede resultar en infecciones graves o la formación de fístulas si no se extraen a tiempo.
- Nariz: los perros exploran el mundo principalmente a través del olfato, lo que los hace propensos a inhalar espigas. Esto puede provocar sangrados nasales, debido a que la zona está llena de capilares sanguíneos.
- Oídos: las espigas pueden introducirse en el oído, causando dolor y, en algunos casos, perforación del tímpano. Esto puede derivar en sordera o infecciones auditivas graves.
- Ojos: pueden quedar atrapadas entre el párpado y el globo ocular o en el “tercer párpado” del perro. Si no se extraen rápidamente, pueden causar úlceras, infecciones o incluso ceguera.
- Otros lugares: los perros de pelo largo tienen más riesgo, ya que las espigas pueden quedar atrapadas entre el pelaje, especialmente si el color del mismo es claro. Además, las espigas pueden introducirse en el aparato urogenital, lo que provoca infecciones como la vaginitis o la uretritis.
Síntomas de las espigas en los perros
El comportamiento de tu perro puede alertarte si se ha clavado una espiga en su cuerpo. Algunos de los síntomas más comunes son:
- Rascado o lamido excesivo en una zona determinada del cuerpo.
- Sacudidas de cabeza o inclinación de la cabeza si la espiga está en el oído.
- Estornudos frecuentes o secreción nasal si la espiga está en la nariz.
- Torpeza o cojera si la espiga está en las patas.
- Gemidos o signos de dolor cuando el perro se siente incómodo.
Enfermedades derivadas de las espigas
Si no se retiran a tiempo, tal y como alertan los expertos del Hospital Veterinario Puchol, las espigas pueden provocar una serie de complicaciones graves, que incluyen:
- Otitis: inflamación del oído, generalmente causada por espigas en los oídos.
- Infecciones o abscesos: cuando las espigas penetran la piel, pueden generar infecciones graves que requieren tratamiento médico.
- Lesiones oculares: si la espiga se introduce en el ojo, puede causar desde lesiones leves hasta ceguera permanente.
- Problemas respiratorios: las aue entran en las vías respiratorias pueden causar hemoptisis (sangrado de la nariz), dificultad para respirar o incluso migración a los pulmones.
Cómo extraer las espigas de tu perro
Si descubres una espiga parcialmente clavada en la piel de tu perro, puedes intentar extraerla con cuidado utilizando unas pinzas desinfectadas. Una vez retirada, es recomendable aplicar una crema reparadora, como aloe vera, para calmar la zona afectada. Sin embargo, si la espiga está incrustada en los ojos, oídos o nariz del perro, lo mejor es no intentar extraerla tú mismo y acudir a un veterinario lo antes posible. Los profesionales de la salud animal advierten que intentar extraerlas sin la técnica adecuada puede empeorar la situación.
Prevención y recomendaciones
La prevención es clave para evitar los peligros que representan las espigas. A continuación, algunas medidas que puedes tomar:
- Evita las zonas con espigas: si es posible, no camines por áreas con muchas gramíneas secas, especialmente en primavera y verano.
- Recorta el pelaje: si tu perro tiene pelo largo, considera llevarlo a una peluquería canina para un corte de verano. Esto reducirá las posibilidades de que las espigas se queden atrapadas en su pelaje.
- Revisa a tu perro tras el paseo: al regresar de un paseo, revisa minuciosamente el cuerpo de tu perro en busca de espigas, especialmente en las patas, las orejas y el área genital.
- Usa peines metálicos: un peine metálico es muy útil para desenredar el pelo y eliminar las espigas atrapadas.