El eterno debate: ¿qué educación es mejor: la pública o la privada? La ministra de Hacienda y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, lo tiene claro. Hace unas semanas, aprovechó su intervención en un Congreso regional del PSOE Andalucía para afirmar que la formación de los estudiantes en centros privados no ofrece ningún tipo de “garantías”.
“Evidentemente, no podemos permitir que proliferen universidades low cost donde abaratan los costes a base de menor cualificación del profesorado, de exigir menos esfuerzo a los alumnos y en definitiva de no tener los estándares mínimos que permitan asegurar que el médico que se forma o el profesor que se forma tiene todas las garantías para que desde la sociedad podamos ponernos en sus manos", señaló Montero, unas palabras que enfadaron al colectivo de sanitarios. “No podemos distinguir entre médicos de segunda y de tercera”, esperaron desde la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE).
Es complejo comparar la calidad de los programas educativos de universidades privadas y públicas, así como del alumnado que forman y gradúan cada año, pues se enfrentan a pruebas diferentes. Sin embargo, todos los médicos de España se enfrentan a un mismo examen para poder ejercer en el país: el examen de acceso a la Formación Sanitaria Especializada (FSE), que les permite entrar a la residencia médica o MIR.
En este escenario, los resultados son claros: los graduados de Medicina de la universidad pública obtienen mejores notas que los que estudiaron un centro privado. Así lo revela un reciente informe elaborado por Carlos Sunyer (doctorando de la Universidad Carlos III), Lucía Cobreros (economista investigadora en EsadeEcPol), y Judit Vall (catedrática de Economía Aplicada en la Universitat de Barcelona), publicado en el portal Nada es gratis.
Los autores utilizaron los microdatos del MIR 2024 para comparar las calificaciones de los alumnos de universidades privadas y universidades públicas frente al examen. Descubrieron que “las universidades privadas están infrarrepresentadas en los deciles superiores del examen MIR, así como en la nota media del grado”. Así, los estudiantes de la pública copaban los deciles con mejores notas.
¿Peores estudiantes o alumnos con peor rendimiento académico?

Las variables tomadas por el estudio muestran que, si no se considera ningún dato más que la universidad y la nota del examen MIR, “los estudiantes formados en universidades privadas obtienen, en promedio, 3,1 puntos menos en el examen MIR que sus pares de universidades públicas”, escriben los investigadores.
Los resultados cambian si se tienen en cuenta factores individuales del alumno, como su rendimiento académico durante los años del grado, la brecha de calificaciones entre la universidad pública y privada se reduce tanto que deja de ser estadísticamente significativa. “Esto sugiere que una parte sustancial de la diferencia de resultados en el MIR entre estudiantes de la pública y la privada se explica por el rendimiento académico del alumnado durante el grado y no por la universidad en sí”. Al incluir variables como el género y las características socialdemocráticas del alumnado, la diferencias en la nota del examen dejan de ser significativas.
“No parece existir evidencia empírica que sustente la idea de que, en promedio, las universidades privadas ofrezcan menos garantías de calidad que las universidades públicas en Medicina”, concluyen los autores, si bien afirman que la diferencia en el rendimiento académico de los estudiantes “puede relacionarse, al menos en parte, con el menor nivel de exigencia en la nota de corte para acceder al grado de Medicina" en las universidades privadas.
“Cabe preguntarse si es ‘justo’ que estudiantes con expedientes académicos más discretos, pero con mayor capacidad económica, accedan a estudiar Medicina mientras que otros con mejores o iguales notas, pero con menos recursos, se queden fuera”, comentan los autores, que critican la oferta limitada de plazas de Medicina públicas, que convierten a la universidad privada en la “única vía de escape para quienes pueden permitírsela”.
Este año académico, el Ministerio de Sanidad ha invertido más de 23 millones de euros para ampliar las plazas de Medicina en las universidades públicas hasta crear un máximo de 1.548 plazas en los cursos de primero y segundo. Una medida poco popular entre los sindicatos médicos dentro de la CESM, que lo consideran “un grave error”, que no gusta a los alumnos del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), que ven un riesgo de deterioro de las condiciones académicas del grado.