Las cinco señales de que tu relación de pareja no está funcionando, según un psicólogo

Aceptar que una relación ya no funciona no es sencillo, pero identificar las señales a tiempo puede evitar sufrimiento innecesario

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Una pareja discutiendo (AdobeStock)
Una pareja discutiendo (AdobeStock)

Lo que empieza con ilusión no siempre termina de funcionar. Ya sea porque las dos personas no encajan, por las circunstancias de la vida o por infinitud de factores, hay relaciones de pareja que no están hechas para durar. Aceptar que una relación ya no funciona no es sencillo, pero identificar las señales a tiempo puede evitar sufrimiento innecesario.

Rafael Salas Muriel es doctor en psicología y recoge las señales claras que indican un profundo deterioro de la dinámica amorosa. Conocerlas es importante para saber identificar la crisis e intentar superarla o acabar definitivamente la relación.

Falta de comunicación

La base de cualquier relación sana es la comunicación. Cuando esta se vuelve escasa, superficial o directamente inexistente, la relación comienza a resentirse. El silencio no siempre es paz, ya que puede ser un signo de desconexión.

Si las conversaciones se limitan a temas prácticos y se evita hablar de sentimientos, necesidades o problemas, es probable que la pareja haya perdido la capacidad de compartir su mundo interno. Así, la ausencia de diálogo sincero impide resolver conflictos y alimenta la distancia emocional.

Sentimiento de soledad o incomprensión

Una de las paradojas más dolorosas es sentirse solo estando acompañado. En una relación deteriorada, uno o ambos miembros pueden experimentar una sensación persistente de incomprensión o abandono emocional. Esto ocurre cuando la pareja deja de mostrarse empática, interesada o disponible para escuchar, cuya falta de apoyo emocional genera frustración, y con el tiempo, esa soledad puede resultar más devastadora que la soledad física. Es una señal clara de que el vínculo afectivo se ha debilitado.

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Discusiones frecuentes

Las discusiones son normales en toda relación, pero su frecuencia, intensidad y contenido pueden marcar la diferencia entre una crisis pasajera y un problema estructural. Cuando las peleas se vuelven recurrentes, irrespetuosas o no conducen a soluciones, la relación entra en un terreno tóxico.

Además, discutir siempre por los mismos motivos, sin llegar a acuerdos ni compromisos, evidencia una falta de evolución conjunta. El desgaste emocional que provocan estas dinámicas puede minar la estabilidad del vínculo a largo plazo.

Poca vida social

Otra señal de alarma es la pérdida de interés por compartir espacios de ocio o vida social en común. Si la pareja prefiere pasar tiempo por separado de manera constante o evita incluir al otro en sus planes, podría estar manifestando una desconexión emocional más profunda.

Esto no significa que se deba compartir absolutamente todo, pero sí debería existir una voluntad mutua de disfrutar juntos. La falta de proyectos compartidos, salidas o momentos de diversión reduce la complicidad y contribuye al aislamiento.

No visualizar un futuro juntos

Aunque no siempre se mencione de forma explícita, una pareja que funciona suele tener cierta visión de futuro compartido. Cuando desaparecen las conversaciones sobre planes a mediano o largo plazo, o cuando uno de los miembros evita comprometerse o proyectarse con el otro, puede ser un indicio de que la relación está estancada. El miedo al compromiso, la inseguridad emocional o la pérdida de interés suelen reflejarse en la falta de dirección conjunta.