Ciberataques, sabotajes y erupciones volcánicas sí, fallos humanos y terremotos no: los detonantes de una crisis eléctrica que prevé el Gobierno

El Ministerio para la Transición Ecológica ha confeccionado un plan en el que se detallan los diez riesgos que podrían afectar al sector eléctrico nacional. Por contra, el departamento también descarta ciertos sucesos a los que considera “insignificantes”

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Foto: REUTERS/Susana Vera
Foto: REUTERS/Susana Vera

Si bien todavía se desconoce qué provocó este lunes el apagón histórico que dejó a toda la Península Ibérica sin electricidad durante más de nueve horas, el Gobierno contempla, en principio, diez posibles causas. El denominado Plan de preparación frente a los riesgos en el sector eléctrico, confeccionado por el Ministerio de Transición Ecológica, prevé una decena de escenarios como causantes de una crisis eléctrica: desde desastres naturales, pasando por ataques de terceros hasta fallos tecnológicos. Todo lo que exceda estas posibilidades obligaría a reformular la estrategia que rige actualmente este tipo de sucesos.

Para llegar a estos diez escenarios de crisis posibles el departamento que lidera Sara Aagesen ha analizado un total de 31, previamente identificados por la Unión Europea. Así, el Gobierno se ha quedado con aquellos que considera más factibles de acontecer de acuerdo a las características particulares de España y el sistema eléctrico nacional. Estos son: 1) pandemia, 2) tormenta extrema, 3) ciberataque contra sistemas de control o 4) equipo críticos de protección y telecomunicaciones, 5) ataques físicos a infraestructuras críticas o 6) a centro de control, 7) fallo técnico por incendio o explosión, 8) sabotaje interno, 9) incendio forestal y 10) erupción volcánica.

De este modo, España ha descartado, entre otros, el factor del error humano como desencadenante de un apagón como el vivido este lunes. Para el Gobierno, el hecho de que, por ejemplo, un operario desconectase sin querer un elemento esencial de la red su impacto sería “insignificante” para el conjunto del sistema. “En el escenario de error humano, esto afecta directamente a una única instalación y la probabilidad de tener un efecto en cascada en otras instalaciones es muy pequeña”, se afirma en el documento de Transición Ecológica.

De igual manera, pese a considerar como un riesgo real la erupción de un volcán, en especial desde el episodio sufrido en la isla de La Palma, el Gobierno ha eliminado de la ecuación otros fenómenos naturales extremos, como puede ser un sismo. “La probabilidad de que se produzca un terremoto es muy baja, son sucesos muy localizados y su intensidad es baja en la Escala Macrosísmica Europea”, se argumenta en el mencionado plan.

¿Cómo prevenir un sabotaje?

El fuego amigo es una de las variables consideradas por el Gobierno como posible causa de un apagón. En este sentido, de acuerdo al mencionado plan estatal de prevención, el sabotaje interno puede deberse a que el personal haya sido amenazado o sobornado por un agente externo. Para evitar que esto ocurra, las autoridades recomiendan reforzar la protección de las instalaciones eléctricas mediante sistemas de seguridad física y electrónica perimetral y extremar los controles de acceso a las áreas consideradas sensibles.

Situación de colapso en la estación de Sants (Barcelona) 24 horas después del gran apagón en España. (Vídeo: Marilyn Corrales)

Además, una de las estrategias sugeridas por los expertos para prevenir cualquier sabotaje por parte de un operario es identificar aquellas maniobras denominadas “de gran impacto en la red” para que estas requieran una doble validación. De esta forma, se evitaría que un solo usuario ejecute estos procedimientos de manera independiente y sin ningún control.

Si, por contra, el sabotaje no ha podido ser evitado, una de las primeras medidas es, explica el documento, pedir ayuda a las fuerzas policiales y los servicios de emergencias, los cuales, al igual que ante un ataque físico a infraestructuras críticas, darán una respuesta coordinada a la agresión con el objetivo de “controlar la situación, contenerla y finalmente desactivarla”. El accionar que deben seguir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en estos casos está recogido en el Reglamento de Protección de las Infraestructuras Críticas del Ministerio del Interior.