
La papiroflexia, también conocida como origami, es una práctica manual ancestral que ofrece múltiples beneficios para la salud mental. Más allá de la creación de figuras de papel, se ha demostrado que su ejercicio contribuye al bienestar emocional, favoreciendo estados de relajación y reduciendo los niveles de estrés y ansiedad. El proceso de plegado, que exige atención plena y concentración en patrones específicos, ayuda a enfocar la mente y desconectarla de preocupaciones cotidianas.
En este sentido, diversos estudios señalan que la práctica del origami activa áreas del cerebro vinculadas a la concentración, la coordinación visomotora y la creatividad. Esta combinación de procesos no solo produce un efecto calmante, sino que también mejora la función cognitiva mediante el aprendizaje de nuevas habilidades manuales.
La papiroflexia, además, tiene un impacto positivo en la autoestima. Completar una figura tras un proceso detallado genera satisfacción personal y refuerza la percepción de competencia, algo especialmente beneficioso en personas que lidian con algún tipo de trastorno de salud mental.
Así, el origami ofrece posibilidades casi infinitas para quienes se inician en esta práctica. No obstante, las flores de papel son una de las mejores opciones, ya que permiten introducirse en el plegado de una forma sencilla y desarrollando habilidades básicas.

Cómo hacer flores de papel, paso a paso
El origami ofrece múltiples formas de expresión creativa, y las flores de papel son una de las opciones más accesibles para quienes desean iniciarse en esta técnica. Elaborarlas no solo permite desarrollar habilidades manuales, sino también explorar la paciencia y la atención al detalle.
En este sentido, para crear una flor básica de papel, el primer paso es seleccionar una hoja cuadrada, preferiblemente de papel fino y resistente. El tamaño puede variar según la dimensión deseada de la flor, aunque un formato de 15 x 15 centímetros es ideal para principiantes.
El procedimiento comienza doblando la hoja en forma de triángulo, uniendo dos vértices opuestos. Luego se pliega nuevamente para marcar las líneas guía. A partir de estas marcas, se forma un cuadrado más pequeño, acomodando las solapas hacia el centro. Con movimientos precisos, se moldean los pétalos a partir de los extremos de la figura, plegándolos hacia afuera para dar volumen a la flor.
Una vez definidos los pétalos, se ajustan los pliegues centrales para dar estabilidad a la estructura. Para quienes desean añadir detalles, se puede utilizar un alambre fino recubierto de papel verde como tallo, fijándolo con un pequeño punto de adhesivo en la base de la flor.
Existen múltiples variaciones de flores de papel, desde las tradicionales rosas y lirios hasta creaciones más elaboradas como las peonías o los lotos. Cada diseño requiere técnicas de plegado específicas, que se perfeccionan con la práctica.
Una vez que se domina la figura básica de la flor de papel, es posible avanzar hacia creaciones más complejas. Entre las opciones recomendadas se encuentran las rosas, los lirios, los lotos o incluso composiciones más elaboradas como ramos y guirnaldas. Con cada nuevo modelo perfeccionarás las técnicas de plegado y ampliarás las posibilidades creativas en el origami.