
Pese a ser uno de los tipos de cáncer menos comunes, el cáncer de pene es una amenaza para los hombres, especialmente para aquellos mayores de 60 años. La enfermedad se origina en las células del tejido del pene, normalmente en el glande o el prepucio.
El tipo más común es el carcinoma de células escamosas, que representa alrededor del 95% de los casos. Este tipo de cáncer tiende a desarrollarse lentamente, lo que facilita la detección en sus fases tempranas. Por ello, las probabilidades de curación son mucho mayores.
A pesar de su baja incidencia —menos del 1% de todos los cánceres en hombres en países desarrollados—, su impacto físico y emocional puede ser devastador. En muchos casos, el diagnóstico se ve retrasado debido a la vergüenza o al desconocimiento, lo que complica su tratamiento.
Según MedlinePlus, varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de pene. Entre los más importantes se encuentran los siguientes:
- Virus del papiloma humano (VPH): la infección por ciertos tipos de VPH, especialmente los de alto riesgo, como el tipo 16, está estrechamente relacionada con el cáncer de pene. Se transmite por vía sexual y también está vinculado con otros tipos de cáncer, como el de cuello uterino y el de ano.
- Fimosis: esta condición, en la que el prepucio no puede retraerse adecuadamente, dificulta la higiene y puede provocar infecciones crónicas o inflamación persistente, lo que eleva el riesgo de cambios celulares anormales.
- Tabaquismo: el consumo de tabaco no solo debilita el sistema inmunológico, sino que también se asocia con un mayor riesgo de múltiples tipos de cáncer, incluido el de pene.
- Higiene genital deficiente: la acumulación de esmegma (una secreción blanquecina debajo del prepucio) puede irritar la piel y favorecer infecciones.
- Edad avanzada: la mayoría de los casos se diagnostica en hombres mayores de 60 años.
La circuncisión realizada en la infancia parece reducir el riesgo, aunque no lo elimina completamente.
Síntomas del cáncer de pene
El cáncer de pene puede comenzar como una lesión pequeña e indolora que fácilmente pasa desapercibida o se confunde con una infección. Por eso, la vigilancia personal es fundamental.
Entre los síntomas más comunes están la aparición de una llaga, protuberancia o mancha en el glande, el prepucio o el cuerpo del pene; un cambio de color o engrosamiento en la piel del pene; sangrado o secreción con mal olor debajo del prepucio; dolor, especialmente si la lesión avanza; o inflamación de los ganglios linfáticos en la ingle.
Diagnóstico y tratamiento del cáncer de pene
El diagnóstico del cáncer de pene se basa en un examen físico detallado y, si es necesario, una biopsia de la lesión sospechosa. En etapas avanzadas, pueden requerirse pruebas de imagen como ecografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para evaluar la extensión del cáncer y determinar si se ha propagado a otros tejidos o ganglios linfáticos.
El tratamiento del cáncer de pene varía según el estadio de la enfermedad. En etapas tempranas, los médicos pueden optar por terapias conservadoras, como:
- Cirugía láser o escisión local: para eliminar solo la parte afectada, preservando al máximo el órgano.
- Crioterapia: aplicación de frío extremo para destruir células cancerosas.
- Terapia tópica: uso de cremas con medicamentos como Imiquimod para tratar lesiones superficiales.
En casos más avanzados, puede ser necesaria la cirugía radical, que incluye la penectomía parcial o total (extirpación del pene), una medida extrema pero a veces necesaria para salvar la vida del paciente. Dependiendo del caso, puede combinarse con radioterapia o quimioterapia.