
El uso prolongado de un medicamento común para tratar el reflujo ácido ha sido vinculado a un aumento significativo del riesgo de demencia, según un estudio reciente dirigido por la profesora Kamakshi Lakshminarayan, neuróloga vascular y autora principal del estudio. Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), fármacos utilizados ampliamente para reducir la acidez estomacal, podrían aumentar en un 33% las probabilidades de desarrollar esta enfermedad debilitante en personas que los consumen durante más de cuatro años y medio.
Este tipo de reflujo es una afección que ocurre cuando el ácido del estómago fluye hacia el esófago, es una condición muy común que afecta a una gran parte de la población mundial. En España, se estima que entre un 16% y un 20% de la población sufre de acidez estomacal de forma regular, y muchos de ellos recurren a los IBP para aliviar los síntomas, según Salud y Medicina. Estos medicamentos, que funcionan bloqueando las enzimas del revestimiento estomacal responsables de la producción de ácido, son efectivos para tratar el reflujo y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), tal y como anuncian en Getsurrey. Sin embargo, el estudio reciente ha arrojado una alerta importante sobre los posibles efectos secundarios a largo plazo.
Y es que, a pesar de que estos inhibidores son útiles, su uso prolongado ha sido previamente asociado con “un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares, fracturas óseas y enfermedades renales crónicas". El equipo de investigación, cuyos hallazgos se publicaron en la revista Neurology, subraya que, aunque no se puede probar una relación causal directa entre los IBP y la demencia, el estudio ha revelado una clara asociación entre el uso prolongado de estos medicamentos y un aumento en el riesgo de desarrollar demencia.
La neuróloga alerta que “suspenderlos abruptamente puede empeorar los síntomas”

El estudio incluyó a más de 5700 personas mayores de 45 años que no presentaban demencia al inicio del seguimiento. Los participantes fueron seguidos durante un promedio de 5,5 años, y los investigadores analizaron el uso de los IBP mediante visitas de estudio y llamadas telefónicas anuales. De los 1490 (26%) participantes que tomaban estos medicamentos, se dividieron en cuatro grupos según la duración de su consumo: menos de 2,8 años, entre 2,8 y 4,4 años, y más de 4,4 años.
Durante el seguimiento, 585 participantes desarrollaron demencia. De las 4222 personas que no tomaron los medicamentos, 415 desarrollaron la enfermedad, lo que equivale a 19 casos por cada 1000 personas al año. Por otro lado, de las 497 personas que tomaron los medicamentos durante más de 4,4 años, 58 desarrollaron demencia, lo que representa 24 casos por cada 1000 años-persona.
Tras ajustar los datos por factores como edad, sexo, raza, presión arterial alta y diabetes, los investigadores concluyeron que las personas que consumieron IBP durante más de 4,4 años tenían un riesgo 33% mayor de desarrollar demencia que aquellos que no tomaron los medicamentos. Sin embargo, no se encontró un riesgo mayor en los participantes que usaron los fármacos por menos de 4,4 años.
A pesar de estos hallazgos, la profesora Lakshminarayan enfatizó que es necesario realizar más investigaciones para confirmar la relación entre el uso prolongado de los inhibidores de la bomba de protones y el aumento del riesgo de demencia. “Se necesita más investigación para confirmar nuestros hallazgos y explorar las razones de la posible relación” entre los dos factores, indicó la experta.
A pesar de esta alarmante noticia, la experta ha asegurado que existen diversas alternativas para tratar esta afección sin necesidad de acudir a los IBP. Mantener un peso saludable, evitar comidas tardías, reducir el consumo de ciertos alimentos y optar por antiácidos son algunas de las recomendaciones disponibles. Sin embargo, el tratamiento más adecuado puede variar según el paciente, y la profesora Lakshminarayan advirtió que “es importante que quienes toman estos medicamentos consulten con su médico antes de hacer cualquier cambio para determinar el mejor tratamiento, ya que suspenderlos abruptamente puede empeorar los síntomas”, agregó.