
Esta noche se ha vuelto a comentar al aprecio de los de La Revuelta por el Papa Francisco. Jorge Ponce, una vez más; Yunez Chaib también; y Broncano en varias ocasiones. “La Iglesia somos todos. Y nosotras somos creyentes” es lo primero que ha dicho María Patiño en el escenario de ‘La Revuelta’ esta noche. Belén Esteban, “la patrona” - como se presenta - añade un “y cristianas. Por nuestros pecados”. María está de acuerdo: “Muchos pecados”.
María y Belén elogian al Papa
Belén cuenta como, ”con Juan Pablo II", su madre fue con ella al cementerio de La Almudena, donde estuvo “diez horas viendo al Papa”. De Francisco tiene un mejor recuerdo: “Sin conocerlo le he querido, porque creo que ha sido el Papa más revolucionario”. Broncano llevaba diciendo varios días que le gustaría que, hoy jueves, fuese de invitado algún alto cargo, cuanto más alto mejor, de la jerarquía eclesiástica. A falta de eso - aunque parece convencido de que lo va a conseguir - Belén y María con su devoción a Bergoglio son lo siguiente mejor.
No fueron solo de visita: aunque de primeras lo plantearon con un “queremos”, luego salió a la luz que en realidad era cosa de “los jefes” el que Broncano fuese algún día a La Familia de la Tele. “¿Pero vas a venir?“, quiso saber Belén. Y Broncano, agradecidamente honesto - para María, por lo menos, que lo aprecia - responde un simple ”no creo, la verdad". No cree que “pinte” ahí, según expresa algo más tarde, después de una negociación en vivo tras la cual Broncano no se llega a comprometer a pesar de las promesas de las dos de que no sería entrevista, ni corazón, y de que únicamente le iban a enseñar su barrio.
Broncano, de nuevo, sin venir a cuento, recuerda “que se ha muerto el Papa”, a lo que Belén, después de reiterar en su fe cristiana y su amor por Francisco, insiste a María que cuente “lo del niño. Pero cuéntalo bien”, haciendo referencia al video que María - a duras penas, entre coletillas y correcciones de Belén - describe: aquella ocasión que un niño italiano, llorando, le preguntó al Papa al oído si su padre, ateo, estaría en el cielo. Francisco aseguró que sí, que Dios tiene “alma de padre”, y que sería bienvenido con orgullo.
Además de a invitar a Broncano a La Familia y de a dar elogios al Papa, Belén y María trajeron una serie de regalos: el primero, una placa del Área 51, esa base secreta (que todo el mundo conoce) que el ejército estadounidense tiene en medio del desierto de Nevada; y el último, un anuncio: “Lalachus no está”, dice María, porque aparentemente era ella la que tenía que ser la que hubiese dado el anuncio sobre algo “muy importante que va a ocurrir en verano en Televisión Española... ¡El Grand Prix vuelve en verano!"

Un sanitario dormido que “tiene 120 horas de trabajo”
Como ya es costumbre en el programa, se ha reivindicado la sanidad pública: entre los invitados del programa figuraban cuatro sanitarios, uno de los cuales estaba dormido mientras otra anunciaba su documental, ¿A mí quien me cuida?, “un documental que alerta sobre cómo la organización del sistema sanitario impacta en la salud de los que están al frente”, lee Broncano del poster. “Aquí mi compañero esta semana tiene 120 horas de trabajo”, dice refiriéndose al joven que duerme profundamente a su lado.
Belén ha hecho eco después, agradeciendo la sanidad pública (recordando el coma diabético que le dio a conocer a su marido) y reiterando con un “en EE.UU. si tú vas a un hospital lo primero que te piden es la tarjeta de crédito; y en España, te asisten”. En un momento de euforia, Belén le dice a Marta (una invitada que padece ataxia de Friedreich y que está “hasta el coño” de “reivindicar una enfermedad”, porque “soy una persona”) que le pida su número a Broncano para que Paloma (la “jefaza de una empresa”, de nombre censurado, “que se dedica a que la gente que no está bien, les ayuda a que la vida sea mejor, como camas, todo lo necesario. Paloma, ¿te comprometes? Con un sí de Paloma, Marta solo puede dar las gracias.