
El denominado Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, confeccionado por el Gobierno español para alcanzar el objetivo de destinar el 2% del PIB al gasto militar este 2025, se sustenta en cinco pilares. Así, el Ejecutivo ha reservado al tercer pilar de su programa el capítulo dedicado a los instrumentos de defensa y disuasión, es decir, aquellos sistemas y tecnologías destinados a fortalecer y ampliar las capacidades de las Fuerzas Armadas. Para este propósito, en La Moncloa prevén desembolsar 1.962,98 millones de euros.
Este apartado consta de 12 puntos, en los que sobresalen hasta 11 programas de especial modernización (PEM), confeccionados para la incorporación de nuevos materiales y equipos militares. Muchos de ellos están destinados a distintos vehículos, carros de combate y unidades acorazadas. Así, el Ministerio de Defensa invertirá 200 millones de euros este año en el Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC) con el que se sustituirá a la actual y vetusta flota de blindados TOA, proyecto ya aprobado en 2023 y cuyo presupuesto total asciende a 1.954 millones.
Otro de los puntos hace referencia a la “actualización” de los vehículos de combate de infantería Pizarro, con una financiación, este 2025, de 60 millones de euros. De acuerdo al plan del Gobierno, este programa persigue el “desarrollo de un vehículo combate de cadenas que permita a las unidades de maniobra operar en cooperación con las formaciones de carros de combate". La previsión, de acuerdo al documento dado a conocer por el Ejecutivo, es adquirir 119 de estos vehículos. Además, se proyecta destinar 50 millones para buscarle un sustituto a los “obsoletos” vehículos anfibio de combate AAV-7A1, empleados por la Infantería de Marina.
Por otro lado, el departamento que lidera Margarita Robles invertirá 300 millones a lo largo de 2025 para comprar nuevos obuses autopropulsados sobre ruedas para reemplazar a los actuales M-109, sistemas que se desplazan sobre cadenas. De hecho, este es un proyecto prioritario para el Ejército de Tierra, fuerza que ya había dado a conocer sus intenciones de emprender la modernización de su artillería este mismo año. En este sentido, el plan que barajan en el Palacio de Buenavista para sustituir los M-109 implica la compra de una nueva flota de 145 obuses autopropulsados: 109 sobre cadenas y 36 sobre ruedas, modelo este último del que España no dispone a día de hoy.
Modernización de las fragatas F-100 y munición
Una de las mayores inversiones de este apartado será destinada a la modernización de las cinco fragatas de la clase Álvaro de Bazán, también conocidas como clase F-100, los buques de superficie más avanzados tecnológicamente con los que cuenta a día de hoy la Armada, a la espera de las unidades F-110 que están siendo construida en las instalaciones de Navantia, en Ferrol (A Coruña). Este programa, bautizado Nuevas Tecnologías Aplicadas en Plataformas Marítimas, dispone de un presupuesto de 225 millones de euros para 2025.
De igual manera, la Armada también saldrá beneficiada con otros 100 millones de euros, inversión que se utilizará para actualizar las capacidades de los dos buques de asalto anfibio (LPD): el L-51 Galicia y L-52 Castilla. Sin embargo, el grueso del dinero destinado al tercer pilar del plan del Gobierno está dedicado a la compra de munición tanto para los dos Ejércitos como para la fuerza naval, una suma que alcanza los 564,98 millones de euros.