
26 de enero de 2024. El periódico El País lleva en portada el siguiente titular: “Tres mujeres acusan al director de cine Carlos Vermut de violencia sexual”. Fue un varapalo gigantesco para la cultura y la sociedad española, que por primera vez veía en España algo similar al movimiento Me Too. Las tres mujeres que acusaron al cineasta de Magical Girl fueron una estudiante de cine, una empleada de una de sus producciones y una trabajadora del sector cultural. Un mes después, otras tres mujeres también se atrevieron a compartir testimonios similares y a denunciar al director. Esta vez eran una artista, una gestora cultural y una actriz. Las seis tenían en común que trabajaban en el sector.
Por desgracia, esto no es un caso aislado y los patrones se han repetido a lo largo de la historia. Ahora, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) ha cuantificado estas agresiones, elaborando el primer informe estatal sobre violencia sexual en la industria cinematográfica y audiovisual, que se ha publicado este jueves. La cifra es alta: el 60,3% de las mujeres en la industria han sufrido algún tipo de violencia sexual en su trabajo. Dentro de ese grupo destacan dos tipos: un 81,4% se han enfrentado a acoso verbal y 49,5% han sufrido acoso físico. Y da igual el ámbito, que se ejerce en todos los espacios y fases de la actividad profesional, ya sea en escuelas, preproducción, casting, ensayos, rodajes, promoción, festivales u hoteles, entre otros.
Así lo señala el informe Después del silencio. Impacto de los abusos y violencias sexuales contras las mujeres en la industria del cine y el audiovisual, que asegura que el ejercicio de la violencia sexual “está normalizado e integrado de manera estructural en las dinámicas del sector” y recalca que “no son incidentes aislados ni pertenecen a un tiempo pasado”. Es “un entorno laboralmente inseguro para las mujeres”, dictan los resultados, que ha contado con 312 encuestas, historias de vida, grupos de discusión y entrevistas a expertas.

Una de las principales barreras que enfrentan las víctimas de violencia sexual en la industria es la impunidad. El informe señala que, a pesar de los avances legislativos como la popularmente conocida como ley del solo sí es sí, las denuncias siguen siendo una excepción.
Si más de la mitad de mujeres son las que han sufrido acoso, prácticamente solo una de cada diez ha denunciado. El 92% de las mujeres que han enfrentado a este tipo de violencia no han presentado una denuncia, solo el 6,9% de las mujeres que lo han sufrido sí lo han hecho ante las autoridades. Lo más grave, según el informe, es que esta violencia se ha normalizado hasta el punto de convertirse en una parte integral del entorno laboral. “Formar parte del sector implica aceptar su existencia y asumirlas como una condición inevitable”, dice el estudio.
“El silencio se traduce en múltiples formas: la minimización (‘no es para tanto’), la responsabilización de la víctima (‘seguramente lo iniciaste tú‘) o la presión por el bien del proyecto (‘pero la peli ahora no puede sufrir esto’),” explican Este silencio, según las Nerea Barjola, politóloga y doctora en Feminismos y Géneroautoras, y Bárbara Tardón, doctora en Estudios Interdisciplinares de Género y experta en violencia sexual, protege a los agresores y estigmatiza a las víctimas, dificultando la revelación de los abusos.
El 92% de las mujeres no han presentado una denuncia
El impacto de la violencia sexual no solo afecta la salud emocional y física de las mujeres, sino que también condiciona profundamente sus trayectorias profesionales. Muchas mujeres se ven obligadas a abandonar ciertas funciones o incluso retirarse del sector por completo. El informe también apunta a que las mujeres jóvenes en la industria del cine y el audiovisual son especialmente vulnerables. “Ser mujer joven en la industria del cine se convierte en un factor de vulnerabilidad y de riesgo. La manipulación, la jerarquía de poder, el miedo, la autocensura y la renuncia a determinadas oportunidades profesionales emergen como efectos recurrentes,” subraya el estudio.
A pesar de los esfuerzos legislativos, el informe revela que las instituciones y empresas del sector no están cumpliendo con su deber de garantizar entornos laborales seguros. El 64% de las mujeres desconoce la existencia de protocolos para prevenir y abordar la violencia sexual en el lugar de trabajo, y en muchos casos, los mecanismos existentes son percibidos como burocráticos e ineficaces. Las profesionales del sector señalan que los protocolos de actuación, aunque existen formalmente, rara vez se implementan de manera efectiva.
Además, denuncian la desatención institucional en relación con la violencia sexual. Las mujeres que intentan acceder a los mecanismos de denuncia se enfrentan a una falta de seguimiento y a la revictimización. El sistema de impunidad se perpetúa gracias a la falta de voluntad real de las instituciones y empresas para abordar el problema.
Por el momento, desde CIMA aseguran que esta industria no es un lugar seguro. “El sistema no solo no sanciona a los agresores, sino que se refuerza su poder y se reproduce su legitimidad social, consolidando un entorno laboralmente inseguro para las mujeres”, concluye el informe.
El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 53 idiomas diferentes, al igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es; también se presta atención mediante WhatsApp a través del número 600000016, y los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10.
En una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y en caso de no poder llamar se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.