
Sin duda, la muerte del cantante y vocalista del grupo Queen, Freddie Mercury, fue un shock para millones y millones de fans alrededor de todo el mundo. El cantante de origen indio parsi nació en Londres y, tras alcanzar rápidamente la fama con su agrupación y convertirse, entonces, en uno de los referentes más importantes de la historia de la música rock, la muerte le llegó, quizá, demasiado pronto. Mercury enfermó de sida cuando disfrutaba de uno de los mejores momentos de su carrera y murió a los 45 años a causa de una bronconeumonía complicada por su enfermedad. De hecho, el asombro de sus fans fue mayor, ya que el cantante, a pesar de sufrir los efectos desde hacía mucho antes, había anunciado al mundo su positivo en sida tan solo 24 horas antes de morir.
A lo largo de su vida, además de todo lo que dio a la música y de todo lo que la música le dio a él, Freddie Mercury conoció a muchas personas que influyeron en su, aún así, particular forma de ser y de actuar. Muchos piensan que, en un momento en el que Queen pasó a ser uno de los grupos más reconocidos del planeta, el éxito pasó factura a su líder, quien rompió con el resto de integrantes de la banda y siguió una carrera en solitario que amenizaba con lo que, para él, se trataba de una liberación personal, protagonizada por excesos, fiestas, drogas y hedonismo.

Su gran amor
En todo este proceso, Freddie Mercury conoció a una persona que, probablemente, haya sido la más importante en toda su vida. El cantante londinense mantuvo, durante 6 años, una relación sentimental con Mary Austin. Esta pareja se rompió cuando Mercury le confesó a su pareja su homosexualidad en 1976 aunque, sin embargo, el amor nunca terminó. Según declaraba Mary a los medios que preguntaban sobre su relación, “el verdadero amor entiende y acepta”, dejando ver que ella nunca le guardó ningún rencor y que, de lo contrario, siempre les ha unido una eterna amistad que solo la muerte del artista pudo separar.
De hecho, la admiración mutua era tan fuerte que Freddie Mercury quiso que fuese Mary la encargada de quedarse con sus cenizas, ya que el cantante no quería ser enterrado por temor a que alguno de sus fans le desenterrase. Aún actualmente, el secreto mejor guardado de Mary Austin es dónde se encuentran las cenizas de Freddie Mercury. Lo que sí se hizo público en 1992, poco después de la muerte del cantante, fue su testamento. Pudo descubrirse, como no podía ser de otra forma, que iba a ser su amada Mary la que acumulase el gran porcentaje de su herencia.

Freddie Mercury dejó detallado por escrito su deseo de que Mary Austin heredase el 50% de su fortuna, valorado en 9 millones de euros, así como todas las futuras ganancias por los derechos de autor y, también, su residencia en Garden Lodge, una mansión valorada en 22 millones de euros en la que Mary continúa viviendo a día de hoy, alejada del foco mediático. El resto de su fortuna también se repartió entre su pareja, Jim Hutton, su asistente personal Peter Freestone y su cocinero Joe Fanelli. También su hermana, Kashmira Bulsara, y sus padres, Bomi y Jer Bulsara, recibieron su parte del patrimonio de Mercury.